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Reportaje:Economía global

Más gasto social que nunca

Portugal intenta combatir la crisis con ayudas a los bancos y a los ciudadanos

Garantías para los bancos y más gasto público (4%), con especial énfasis en las prestaciones sociales. Estos son los ejes de las medidas aprobadas por el Gobierno portugués para paliar los efectos de la crisis financiera internacional. Buena parte de las nuevas disposiciones están contenidas en los presupuestos para 2009, actualmente a debate en el Parlamento.

En una operación concertada con la Unión Europea, el Ejecutivo de José Sócrates (socialista), anunció un plan de garantías para los bancos, que contempla un montante máximo de 20.000 millones de euros (11,7% del PIB) para operaciones de financiación interbancaria. Esta cifra es cinco veces el tamaño del déficit presupuestario proyectado para 2009. La cantidad de 20.000 millones de euros figura como gasto excepcional en el proyecto de presupuesto.

El gasto público presupuestado bate récords en año electoral

El primer ministro ha presentado la medida como "absolutamente indispensable para que los bancos tengan dinero para financiar la actividad económica". Las garantías podrán ser concedidas o renovadas hasta el 31 de diciembre de 2009, y se aplicarán únicamente "al cumplimiento de las obligaciones asumidas en contratos de financiación o de emisión de deuda no subordinada en euros, a un plazo mínimo de tres meses y máximo de tres años".

Mientras el Gobierno anunciaba esta medida, el presidente del Banco Privado Portugués (BPP), Joao Rendeiro, declaraba que Portugal tendrá que pagar 4.700 millones de euros para la recapitalización del sistema bancario.

El estallido de la crisis financiera pilló al Gobierno haciendo las cuentas del presupuesto de 2009. El ministro de Finanzas y Administración Pública, Fernando Teixeira dos Santos, volvió a la calculadora para rehacer cálculos y presentó un proyecto con un gasto público para el año próximo que bate récords. Las prestaciones sociales (seguro de desempleo, enfermedad, ayuda a la familia, a enfermos...) registran el mayor aumento de los últimos seis años, con un total de 4.229,8 millones de euros, más del 7,7% estimado para 2008.

Se trata de un presupuesto, según afirma el Gobierno, que busca incentivar la actividad económica, especialmente la vida de las pequeñas y medianas empresas, con medidas fiscales como la reducción en un 50% (del 25% al 12,5%) del Impuesto sobre Rendimiento de Personas Colectivas (IRC), y el aumento en 1.000 millones de euros la línea de crédito, que se añaden a los 750 millones ya aprobados. El subsidio a las familias de menos recursos se ampliará y beneficiará a más de 780.000 personas, con un coste de 40 millones

Una de las medidas más cuestionadas, dentro del capítulo del gasto, es el aumento salarial del 2,9% para los funcionarios, que supone el mayor incremento desde 2001, por encima de la inflación del 2,5%. Es cierto que en los últimos diez años los funcionarios han perdido poder adquisitivo de manera ostensible, pero no hay que olvidar que 2009 es año de elecciones en Portugal. Con el aumento salarial, el ministro Teixeira dos Santos transmite un mensaje de confianza a los 700.000 empleados públicos y jubilados del Estado, una porción nada despreciable del electorado.

El Gobierno pretende aplicar estas medidas manteniendo el objetivo de déficit público en el 2,2% del PIB, una apuesta arriesgada en un contexto recesivo -la última previsión oficial pronostica un crecimiento del 0,6% en 2009, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebaja a 0,1%-. El cuadro macroeconómico dibujado por el Ejecutivo portugués vaticina un índice de desempleo estable en el 7,6%.

Al final del primer semestre, el peso de la deuda externa llegó a 146.200 millones de euros (87% del PIB), y las previsiones apuntan al alza. Las causas vienen de lejos: endeudamiento de las familias, falta de competitividad externa y una gran dependencia energética. Esta deuda enorme deuda es un elemento de presión para el plan de obras públicas que el Gobierno tiene en cartera para 2009, que requiere financiamiento bancario, lo que incrementará la deuda. De momento, el ministro de Obras Públicas, Mário Lino, hace oídos sordos a las reclamaciones de rigor y prudencia en el gasto y no ve razón alguna para dar marcha atrás en la construcción de un nuevo aeropuerto en Lisboa, desarrollar la red ferroviaria de alta velocidad (Madrid-Lisboa, Lisboa-Oporto y Oporto-Vigo) y mejorar las infraestructuras en carreteras y puertos.

En pleno ambiente de crisis, el informe de la OCDE Growing Unequal (Crecer con desigualdad), publicado esta semana, echa más leña al fuego. El documento sitúa a Portugal entre los países con mayor desigualdad del mundo desarrollado, junto a Estados Unidos, y sólo por detrás de México y Turquía. El estudio precisa que la brecha entre ricos y pobres aumentó en los 30 países miembros de la OCDE en los últimos 20 años, a excepción de España, Francia e Irlanda, con el consiguiente incremento de la pobreza infantil.

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