Última noche en Carral 3
Vigo se queda sin uno de sus locales de música en directo
Cuando Justo y Gonzalo cerraron las puertas del Manteca Jazz, al término de la jornada, ya clareaba la mañana del domingo, como siempre. Pero esta vez, sus llaves clausuraron un intenso capítulo de la historia musical reciente ya no de Vigo, sino de Galicia, a razón de conciertos cada semana de miércoles a sábado desde diciembre de 2003. La jam session que, tan multitudinaria como emotiva terminó de madrugada, fue la última. Por el escenario del local ubicado en el número 3 de la calle Carral ya no volverán a subirse los músicos; esta vez, es definitivo.
Hace quince meses que Gonzalo Villar y Justo Pérez tomaron la decisión de marcharse del edificio, hartos de las consecuencias de ser los últimos inquilinos de un inmueble ruinoso. Intentaron negociar algunos arreglos que les permitieran aguantar en un local céntrico y cómodo, porque carece de vecinos, pero la cruda realidad especulativa elige dejarlo caer para construir de nuevo, aunque la crisis aparcó el plan. "Yo prefiero mirar hacia el futuro y pensar en abrir en otro sitio para seguir haciendo lo mismo que en estos años", indica Gonzalo. Ya que todavía no tienen casa nueva, habrá que esperar unos meses para verles otra vez en acción, como el yin y el yan: Gonzalo pendiente del público y de los artistas y Justo preparando el sonido o, si no hay concierto, pinchando en su cabina blues, rock, música latina, flamenco y jazz, la etiqueta que, para él, concentra la buena música.
Chucho Valdés tocó el piano del Manteca y dijo: "Es bueno"
La zapatería que, en 1976, se convirtió en local para conciertos en directo de la mano de Fernando Pereira, sólo se llamó Manteca Jazz en los últimos cinco años. A sus artífices les cuesta hacer memoria y echar la cuenta de tantas noches memorables. "Nos llevaría días recordar cuántos músicos pasaron por aquí pero sí podemos decir que hemos hecho muchísimos amigos porque, sobre todo, hemos conocido a grandísimas personas". El guitarrista flamenco Cuchús Pimentel, los jazzeros Vigo-p, la electricidad funky de los Funny Bones, los abogados de Con la Venia que encendieron las madrugadas a golpe de jueves, los miembros del Cuarteto de la Casa... incondicionales del Manteca que estuvieron toda esta semana acudiendo al local para entonar sones de despedida.
Tanto Gonzalo como Justo son modestos a la hora de calibrar la importancia de su local en el boom del jazz gallego de los últimos años, un tiempo en el que el Manteca ha sido la casa de todos ellos, porque en Carral 3 sabían que tenían un lugar para tocar. "Cuando abrimos el contexto era otro, ahora hay cierta atención institucional hacia unos músicos que son tan buenos como los de fuera", comenta Justo. Sí son conscientes de que buena parte de lo que era su público habitual ha crecido musicalmente con ellos.
No será cosa rápida trasladar tanto equipaje, porque en su maleta viaja toda una biblioteca, con los carteles de todos los conciertos y las grabaciones en vídeo de cada una de las noches. Y en el nuevo Manteca no faltará el piano, un préstamo condenado a ser eterna cortesía de su buen amigo Choli. Lo estrenó, cinco años atrás, Chano Domínguez, un piano que cuenta con la bendición de Chucho Valdés. "Es bueno", dijo el músico cubano tras probarlo.
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