"En España veremos el verdadero alcance de la crisis durante 2009"
Juan María Nin (Barcelona, 1953) llegó como número dos de La Caixa hace un año, procedente del Banco Sabadell. Es un hombre de banca, formado en la escuela del Hispano Americano, desde el que vivió dos fusiones, primero con el Central y luego con el Santander. En 2002 pasó al Sabadell.
P. ¿Le ha sorprendido la virulencia de la crisis?
R. Crisis es cambio, y esta crisis está generando transformaciones profundas en los ámbitos económico, social y político. Se da la circunstancia de que ha empezado en Estados Unidos, que tras una época de crecimiento extraordinario ha modificado las pautas de comportamiento y originado una explosión de consumo.
P. Y ha habido excesos.
R. Ha habido excesos en la sobrevaloración de algunos activos, sobre todo inmobiliarios, con una demanda muy potente y una financiación más allá de lo que aconseja la prudente gestión del riesgo crediticio. Este hecho, junto con un mercado que ha primado el beneficio y el corto plazo, han sido el caldo de cultivo de esta situación. El resultado más conocido está en las hipotecas subprime, que se vendieron sin el grado de información, conocimiento y transparencia exigible.
"La coordinación pública y privada ha permitido adoptar medidas adecuadas"
"Las crisis conducen siempre a procesos de concentración"
P. ¿Es, por ello, esta crisis más peligrosa que otras?
R. Es más peligrosa porque la complejidad del sistema global, la incipiente regulación internacional, la internacionalización de los mercados y los cambios sociales y tecnológicos convierten la transparencia y la confianza en valores clave, que exigen cuidado.
P. ¿Cómo ha afectado?
R. Lo que la crisis ha generado ha sido un clima de desconfianza que se ha visto agravado por la falta de experiencia en situaciones tan globales como la que vivimos. Esta pérdida de confianza ha provocado caídas muy rápidas en la valoración de activos y, por tanto, reducción de solvencia, destrucción de riqueza e intranquilidad en todo el sistema financiero. Costará mucho recuperar el verdadero valor de las cosas, pero saldremos de esta situación con la lección aprendida y reforzados.
P. ¿Usted cree?
R. Sí. La buena coordinación entre el sector público y el privado ha permitido adoptar medidas adecuadas para corregir los errores.
P. ¿También en España?
R. A España, en general, las crisis y las recuperaciones han llegado un poco más tarde. La liquidez ha sido abundante y ha conducido a excesos. Sin embargo, nuestra crisis tiene distinta naturaleza. Aquí no ha habido inversión en activos dudosos de difícil valoración, sino en clientes con garantías inmobiliarias que ahora tienen un menor valor y, en algunos casos, fuerte carga financiera derivada de un excesivo endeudamiento. En España veremos el verdadero alcance de la crisis a lo largo de 2009 y, con más claridad, sus consecuencias en 2010.
P. ¿Se ajustan las medidas?
R. Sectores como el financiero exigen una atención especial porque su normal funcionamiento es básico para la confianza que exige la actividad económica. Proveer de liquidez al sistema, facilitar el funcionamiento del mercado de capitales, reforzar la solvencia y garantizar los depósitos son medidas acertadas y necesarias para generar confianza.
P. ¿En España son suficientes?
R. El Estado ha remediado la desaparición extraordinaria de un sistema ordinario que ha funcionado correctamente. Me parece bien calculado en importe y bien financiado con emisión de deuda. Además, la ampliación de los Fondos de Garantía de Depósitos responde a la necesidad de contribuir a resolver la confianza y también a un factor competitivo en el mercado europeo que exige igualdad en esta cobertura. De todos modos, en España el fondo ya cubría al 90% de los depositantes y ahora, prácticamente, al 100%.
P. ¿Han notado una reducción del crédito?
R. Se ha reducido la demanda de crédito, pero continuamos creciendo. Gestionamos una cartera de crédito de 173.000 millones que en los últimos 12 meses ha aumentado un 11%. Además, hemos aprobado en el mismo periodo 1,4 millones de operaciones de crédito por 89.300 millones.
P. Pero los resultados de La Caixa han caído el 14%. Da la sensación de que la crisis hace mella.
R. En los primeros nueve meses del año hemos consolidado nuestra fortaleza financiera, con mejoras en las ratios de capital y liquidez. La Caixa afronta la situación con una solvencia de primer nivel (core capital del 8,8%, uno de los más altos de Europa) y una liquidez de 26.500 millones. Nuestro negocio principal es el minorista, que se basa en la relación estrecha con los clientes y pymes.
P. O sea, que no tienen que recurrir a vender activos.
R. Siempre hemos comprado y vendido activos.
P. ¿Qué venderán?
R. Lo que consideremos que ya está maduro porque pensemos que podemos invertir en otros negocios que tengan más recorrido.
P. ¿Y qué está maduro?
R. Inversiones en compañías que por la potencial generación de plusvalías y recorrido futuro puedan ser sustituidas por nuevas inversiones en sectores de mayor proyección y en empresas con más potencial.
P. Entonces, Repsol.
R. Repsol es una excelente compañía con pleno apoyo de sus accionistas, total confianza en su gestión y con una proyección futura de mucho valor.
P. ¿Telefónica es intocable?
R. Es una compañía internacional, ejemplo de gestión en su sector y con gran potencial de crecimiento futuro.
P. ¿Se avecina un periodo de fusiones en las cajas?
R. Las crisis financieras siempre conducen a procesos de concentración. Tras unos años de expansión muy elevada de actividad, el sector afronta un periodo de crecimiento mucho más moderado. La contención o disminución de ingresos conduce a una reducción de costes cuyos resultados más permanentes, si se hace bien, derivan en fusiones. Nosotros venimos de la fusión, en 1990, de La Caixa de Pensions y la de Barcelona. En España había en los noventa 70 cajas, y ahora hay 45. Por tanto, nada nuevo.
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