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Dos heridos por el desplome de una infravivienda en Jerez

La azotea de la casa se cayó cuando el matrimonio dormía

Nuevo accidente en una infravivienda de Jerez. Un matrimonio quedó sepultado bajo un metro y medio de escombros tras el derrumbe de un inmueble, de medio siglo de antigüedad, en la barriada jerezana de La Constancia, que está siendo rehabilitada de manera integral por la Junta de Andalucía. La pareja, de 60 y 53 años, permanecía ayer en el hospital con heridas leves.

A las tres de la madrugada, parte de la azotea del bloque se desplomó sobre el dormitorio de la tercera planta, en el que estaba el matrimonio. Segundos después, la habitación entera caía sobre el segundo piso, vacío porque la dueña se había mudado "dos días antes por el temor de que el techo se le cayera encima", según los vecinos.

Kiko Flores, uno de los hijos del matrimonio, fue quien, tras escuchar el golpe en mitad de la noche, se asomó a la habitación de los padres y encontró que ya no había ni suelo ni techo. "Estaban gritando y lo único que podía hacer era quitar todo lo que les había caído encima".

Según el delegado municipal de Seguridad, Juan Manuel García Bermúdez, cuando la Policía llegó al lugar del siniestro encontró al matrimonio "sepultado bajo metro y medio de escombros, pidiendo auxilio debido a que se estaban asfixiando por la cantidad de polvo acumulado y al hijo, herido en una pierna, al intentar rescatarlos".

La primera inspección urbanística reveló que el desplome ha sido un hecho puntual por el mal estado de una viga. En cualquier caso, la alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, ordenó ayer la inspección del resto de los bloques para "descartar riesgos en más casas o adoptar las medidas pertinentes".

Los vecinos llevan años exigiendo el arreglo de las viviendas. La Junta ya ha rehabilitado 14 bloques de la zona y, en unos días, va a adjudicar la reforma en otros 23 edificios. "Se está dando un eficiente impulso a las barriadas", subrayó ayer la regidora socialista, antes de admitir "el retraso" de las actuaciones.

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El Consistorio tuvo que desalojar a un total de 16 familias del bloque siniestrado y el colindante. Al mediodía, muchos volvían a sus casas. Tenían cinco minutos para recoger lo más necesario antes de trasladarse a casas de familiares o a los hoteles que había habilitado el Consistorio. "Esto está que se cae. Hasta que no ocurren las desgracias no nos hacen caso. Las vigas están muy antiguas", dijo Moisés, el vecino del bajo del bloque afectado.

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