El retorno de la fusión de cajas
La crisis recupera el debate con sus imperativos económicos
El incremento de la morosidad, los problemas de liquidez y la necesidad de fortalecer las entidades financieras ante la crisis ha devuelto a la actualidad los viejos planes de fusión de las cajas de ahorro que algunos gobiernos autonómicos guardaban en los cajones. Es el caso del País Vasco, Castilla-León y Andalucía.
También el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha apuntado que es inevitable un proceso de reestructuración de bancos y cajas, que incluirá fusiones, si quieren subsistir a la crisis. Fernández Ordóñez apuntó varias razones: reducir costes y número de oficinas, la morosidad, la bajada de la actividad comercial, la caída de márgenes y beneficios, y el incremento del precio del dinero con mercados de liquidez secos. Incluso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha augurado fusiones de bancos o cajas a raíz de la crisis.
Sin embargo, la posición de las cajas es mucho más matizada. El presidente de Bancaja, José Luis Olivas, ha indicado que las operaciones corporativas que puedan registrarse en el sector, como fusiones y adquisiciones, se llevarán a cabo "dentro de la normalidad de las operaciones que puedan hacerse en el mercado", aunque él ha rechazado que la presión de cualquier "situación de dificultad" pueda acelerar estos procesos. Y su homólogo en la CAM, Vicente Sala, ha vuelto a descartar una fusión con cualquier otra entidad. En general, además, la patronal de cajas de ahorros (CECA) advierte de que las fusiones no resuelven los problemas de liquidez.
La Generalitat valenciana intentó en dos ocasiones, con el PSOE y el PP, convertir a Bancaja y CAM en la segunda caja de España en beneficios, aunque sin ningún éxito. Joan Lerma, primero, y Eduardo Zaplana, después, fracasaron en sus intentos.
A finales de 2005, José Luis Olivas, que antes de llegar a Bancaja había presidido la Generalitat, dio por muerta la posibilidad de que ambas entidades establecieran una alianza y le puso un epitafio encima: "Hoy ya no sería interesante". Sin embargo, las voces partidarias de la operación no se han extinguido. "Ahora es el momento de hacerla", explica un miembro del consejo de administración de Bancaja. "Además, sería un buen momento para recuperar a cajas que se quedaron fuera de del primer proceso de fusión, como Caixa Ontinyent", añade. Esta fuente considera que el tamaño ideal sería una caja por autonomía. Lo fundamenta en el horizonte que se avecina con los impagos. "La morosidad que se está produciendo ahora es la de los particulares: la de las empresas todavía no ha llegado, aunque lo hará", previene. Desde su punto de vista, los grandes bancos pueden afrontar 30 millones de impagados, pero las cajas, no. Necesitan alianzas para fortalecer su posición de debilidad.
Otra fuente de Bancaja, sin embargo, cree que la fusión "no aporta nada". Cada entidad tiene su mercado y además esa alianza plantea "duplicidades enormes" con la CAM (según los cálculos hechos en los días en que Zaplana retomó la fusión, hay un solapamiento de 1.000 oficinas y 2.000 empleados). En todo caso, podría tener "más sinergias con otras cajas", aunque las fusiones interregionales, dado el grado de politización de las entidades, plantean no pocos inconvenientes por las presiones de los gobiernos autonómicos de distinto signo, que son los que deben de dar el visto bueno a la alianza.
También en la CAM cualquier referencia a la fusión es vista con lejanía y sigue despertando la misma oposición que cuando estaba sobre la mesa. Varias fuentes de la entidad alicantina coinciden en asegurar que el tema de eventuales fusiones "en general, no se plantea". Otras fuentes financieras añaden que si no se produce una situación económica extraordinaria, iniciar una fusión con otra entidad "no se volvería a plantear". El panorama, en cualquier caso, ha cambiado la perspectiva con la que se afrontaría un proceso de estas características y si el año pasado la fusión "se veía con un enfoque político", ahora la situación haría que se planteara con "un enfoque económico".
En los años pasados, el crecimiento hipotecario de Bancaja alcanzó hasta el 36%, sin que la entidad tuviera liquidez para poderlo soportar, aunque recurrió a la titulación de activos. Con una garantía real se creaba un mercado secundario al que acudían fondos de inversión extranjeros, lo que aportaba una liquidez complementaria. En consecuencia, la deuda ha crecido (a finales de año tiene que afrontar el pago de 1.600 millones) y su percepción de riesgo se ha multiplicado.
Fuentes de la entidad aseguran que, con un ratio de solvencia del 12% y una morosidad en la media -"algo más del 1,82%"- Bancaja está preparada para afrontar "una morosidad alta sin problemas". Respecto a los pagos que debe afrontar en el último trimestre, arguyen que la entidad posee unos activos líquidos de 3.000 millones y en ese mismo plazo tiene vencimientos de clientes de 8.400 millones, por lo que aunque las cosas se complicaran mucho y la morosidad se situara en el 10%, el margen para afrontarlos sería todavía amplio.
La CAM también sufre los rigores de la crisis. En el primer semestre, la tasa de morosidad de la caja que preside Vicente Sala creció hasta el 1,69%, en línea con el sector. Los créditos dudosos, además, están erosionando el colchón de la caja y en apenas tres meses (de marzo a junio) han reducido el ratio de cobertura del 107% al 50%. Para captar liquidez, la caja se ha lanzado a una carrera en la que también compiten otras entidades financieras. Hace unos días, por ejemplo, anunció un depósito con una rentabilidad del 7,5% a 12 meses. La CAM, además, ha realizado dos importantes desinversiones este año: el 5% que tenía de Enagás y el 5,15% en Unión Fenosa. La deuda que le vence a la CAM en 2008, por otro lado, es de 230 millones, aunque en 2009 ésta rondará los 3.400 millones, una valla más difícil de saltar.
Fusión, ¿sí o no?
Por qué sí:
- Reducen costes y están en mejores condiciones para hacer frente a la morosidad, la caída de la actividad comercial y la falta de liquidez.
- Es un buen momento para recuperar a cajas que se quedaron fuera del proceso de fusión inicial, como Caixa Ontinyent.
- Los grandes bancos pueden afrontar 30 millones de impagados; pero las cajas, no. Necesitan alianzas.
- En una posición de riesgo mal resuelta. La vulnerabilidad puede ser letal para las cajas valencianas.
Por qué no:
- La fusión no aporta nada y plantea duplicidades. Hoy no sería interesante.
- Si el problema es de liquidez, las medidas adoptadas por el Gobierno son suficientes.
- El sistema bancario español es el más barato del mundo porque es competitivo. Las fusiones encarecerán los servicios.
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