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Reportaje:

Federer se siente agotado

El suizo decidirá "semana a semana" si sigue jugando este año

Una orden seca, pronunciada en duro alemán, obligó a bajar el volumen de la música con urgencia. Hablaba el rumano Ion Tiriac, el dueño del Masters de Madrid, y su voz, que guió las carreras del argentino Vilas y el alemán Becker, analizó una preocupación latente. "A Federer le quedan tres o cuatro años a este nivel. Juega tocando el piano. No gasta ni la mitad de energía que Rafa". Por primera vez en años, Federer, que debuta hoy contra el checo Stepanek, decidió no disputar un torneo, el de Estocolmo, sin que mediara una lesión. Ocurrió la semana pasada. El revuelo consecuente ha dejado al genio de 27 años preocupado: no quiere asegurar su participación en el de Basilea, donde fue un recogepelotas adolescente que se fotografiaba con el estadounidense Connors, porque teme "quedar como un idiota" si luego no acude. Hubo un momento, dijo, en el que se planteó no volver a competir en 2008. El campeón del Abierto de Estados Unidos, el mito suizo, se siente las piernas, se mide el espíritu y... duda.

"Muchos viajes, mucho tenis. Es duro. No he tenido el descanso que suelo tener"
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Un chico diferente

"Roger quiere quitarse un poco de presión", cuentan los que le conocen bien; "se asustó al ver la reacción que hubo ante su ausencia en Estocolmo. En Suecia se quedaron muy mal porque había una gran expectación. Siente la presión de los patrocinadores, que esperan que juegue todos los torneos". ¿Qué piensa la ATP de la posibilidad de que no juegue más este año? "Eso es una especulación", contestan; "es un campeón fenomenal. Ha tenido una temporada dura por la mononucleosis que sufrió al principio, pero ha acabado ganando en Nueva York y llegando a la final de Roland Garros y Wimbledon".

"La temporada fue larga y me sentía cansado", admitió Federer; "pude decir que tenía un problema en el hombro o el pie, pero para qué mentir si no era el caso. Siempre he sido franco y honrado. Voy a ir semana a semana. Así que esta decisión [jugar en Madrid] es sólo para esta semana". ¿Basilea? "Es mi casa. Me gustaría estar, pero, de momento, iré semana a semana. No quiero comprometerme porque entonces, cuando vuelva a retirarme de un torneo, pareceré un idiota. Este año he afrontado muchos viajes y mucho tenis. Es duro para la mente y el cuerpo. No he tenido el descanso que suelo tener".

En las preocupaciones del suizo pesa mucho la política. Federer llegó a Madrid buscando la presidencia del Consejo de Jugadores. El sábado hubo elecciones y logró el puesto tras una larguísima reunión a la que asistió, entre otros, el croata Ljubicic y en la que intervinieron por teléfono el ex jugador estadounidense Gimelstob y Jovanovic, miembro del Consejo Ejecutivo de la ATP. Rafael Nadal, además, fue elegido vicepresidente. Fue un ejemplo más de la sintonía entre los dos tenistas, a los que aún separan sus compañías. El número uno está en Madrid arropado por su equipo de siempre. El número dos, casi solo.

Federer cerró ayer su tarde subiéndose a un Mercedes S350 junto a Severin Lüthi, el capitán suizo de la Copa Davis, mudo ante la prensa -"el programa de Roger hoy

no me permite hablar"-. Nadie más le acompañaba. En Madrid no está Pepe Higueras, su técnico, con quien no seguirá. Tampoco Pier Paganini, su preparador físico, ni Tony Godsick, su representante. Federer busca seguir con su racha victoriosa. Tiene pólvora. Quizá le falte gente. El emperador ha dado a los suyos lo que no puede darse a sí mismo: descanso.

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