"Estoy en una nube"
Alonso da la sorpresa en Japón y logra su segunda victoria en el Mundial de F-1 - Desastre de Massa y Hamilton - Alguersauri gana el Campeonato Británico de F-3
La segunda victoria consecutiva de Fernando Alonso en 2008 llegó de forma mucho más inesperada incluso que la primera. En Singapur, hace dos semanas, todos los elementos -apareció el coche de seguridad en el momento justo, Massa tuvo problemas en el repostaje y su bólido funcionó como un reloj- parecieron ponerse de acuerdo para permitir un triunfo del español en el que ni él mismo creía. Ayer, sin embargo, no ocurrió nada especial en el circuito de Monte Fuji en el Gran Premio de Japón. Pero Alonso volvió a ganar. Fue como la segunda bofetada en la frente a Ferrari, el equipo que se niega a fichar al bicampeón mundial, y a McLaren Mercedes. Alonso situó su R28 por delante del BMW de Robert Kubica y del Ferrari de Kimi Raikkonen sin darles la más mínima opción. Demostró de nuevo que sigue siendo el mejor piloto, aunque no esté en ninguna de las tres escuderías punteras del Mundial de fórmula 1. ¿O quizá Renault ya está a su mismo nivel?
La cuarta posición en la parrilla de salida confirmó los buenos presagios apuntados en Singapur. Daba la impresión de que Alonso había cargado menos gasolina que los demás, pero los primeros repostajes confirmaron que no era cierto. Estaba en el mismo peso que los McLaren, los Ferrari y los BMW. Y ello demostraba que su cuarta posición era la real, que su coche le abría de nuevo las puertas hacia los primeros lugares y le daba la posibilidad de disfrutar de la competición y de librar batalla con los mejores.
Las últimas mejoras introducidas en el R28 en Singapur han supuesto una mejora sustancial. "Lo que nos ha permitido dar este salto es básicamente lo mucho que hemos evolucionado en aerodinámica y en las suspensiones delantera y trasera", confesó Pat Symonds, el director de ingeniería de Renault. "Es cierto que tocamos el motor antes de Monza, pero sólo por cuestiones de fiabilidad, no para ganar potencia", añadió.
Sea por lo que sea, el R28 parece otro coche. "Si hubiéramos tenido este monoplaza desde las primeras carreras, las cosas habrían sido muy distintas, pero en Australia era evidente que no habíamos hecho las cosas bien durante el invierno", explicó Alonso. Ahora, en cambio, Renault es claramente el tercer coche de la parrilla, sólo por detrás de Ferrari y McLaren. BMW, que ocupa el tercer puesto en la clasificación, no le supera. "Creo que lo somos ya desde Hungría, ya que BMW apenas ha evolucionado", agregó el asturiano, que se ha anotado 30 puntos en las últimas cuatro carreras y es quien más ha sumado en este periodo. "No creía que pudiera ganar en Monte Fuji", dijo; "la victoria me deja mucho mejor sabor de boca y supone mucho más que la de Singapur porque he ganado sin incidencias externas".
Tal vez Alonso no podría estar hablando de todo eso si Lewis Hamilton no hubiera perdido la cabeza en la salida y se hubiese preocupado más de frenar a Raikkonen que de apretar a fondo y buscar la mejor trayectoria para afrontar la primera curva. Porque eso fue exactamente lo que hizo. No partió bien y se escoró de inmediato hacia la derecha cuando vio que Raikkonen y Kovalainen se le colaban por allí. Después dio un brusco giro hacia la izquierda cuando sus dos rivales y Massa, que venía desde atrás, le atacaron por ese lado. Les llevó a los tres hasta los límites de la pista y les obligó a salirse de ella en una maniobra que fue sancionada con un drive through (pasar por boxes) y que, de golpe, arruinó la carrera de los cuatro mejores coches.
La guerra en la cabeza dejó un hueco enorme en la derecha por el que se colaron sin problemas Kubica y Alonso. La adrenalina del ovetense entró en ebullición cuando se dio cuenta de que era segundo. "Si teníamos que jugarnos la carrera con Kubica, era una muy buena oportunidad", reflexionó. Y así fue. Alonso se mantuvo a rueda de Kubica y le dejó marcharse un poco cuando vio que sus neumáticos se estaban deteriorando. Pero en el primer repostaje avisó a su equipo: "Tengo que salir antes que él, aunque pongamos menos gasolina". Lo hicieron. Y a partir de ahí las cosas le fueron siempre de cara.
Cogió una ventaja de 12 segundos sobre el polaco y se mantuvo delante de él y de Raikkonen cuando concluyó el segundo repostaje. Y su ventaja aumentó porque el finlandés no lograba superar a Kubica mientras que Alonso rodaba en 1m 19s y arañaba más de medio segundo por vuelta al BMW: "Sabía que, mientras Raikkonen no le adelantara, podía estar tranquilo". Acabó la carrera levantando el pie del acelerador.
Alonso ganó por segunda vez seguida en un curso en el que no esperaba ni subir a un podio. "Ha sido todo muy inesperado. Al principio, no creía que pudiéramos alcanzar estos niveles de competitividad. En Singapur no habría ganado sin el safety car. Pero aquí, no. Esta victoria es difícil de creer porque, al principio del año, dábamos el coche casi por muerto", agregó; "supone una gran inyección de moral para mí y todo el equipo. Estoy en una nube".
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