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Tarragona vive sin incidentes la marcha 'ultra' y la 'antinazi'

Àngels Piñol

Bajo un cielo plomizo y lluvioso y un impresionante despliegue policial, Tarragona vivió en paz la jornada con más manifestaciones que se recordaba en años. El partido xenófobo Alianza Nacional celebró su marcha y apenas reunió a 150 personas, llegadas de toda España, menos que los que a la misma hora respondieron a la llamada de colectivos de izquierda que convocaron una concentración de protesta ante la presencia de los ultras. Ambos grupos no se llegaron a cruzar.

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Más policías que manifestantes

A las 12 del mediodía y bajo el lema Raza, nación y socialismo, los ultras, muchos rapados y con aspecto skin, ondeando banderas españolas, desfilaron con orden militar, desde la plaza Imperial Tárraco hasta la Font del Centenari, en un tramo de la Rambla Nova, de apenas 500 metros. Tarragona recibió el cortejo con estupor. Muchos ciudadanos lo presenciaron en las aceras laterales de la Rambla en medio de la curiosidad y un denso silencio. No hubo apenas tensión salvo un momento en que uno de los ultras gritó "Tarragona es España" y alguien replicó "Fatxes" y "Visca Catalunya", seguido por algunas personas. Alianza Nacional escogió Tarragona en un tributo a policía y Guardia Civil, que cederán sus funciones a partir de noviembre a los mossos, completando así su despliegue por toda Cataluña.Cientos de agentes disturbios tomaron Tarragona desde primera hora de la mañana para evitar incidentes. Carles Castillo, concejal de Seguridad Ciudadana, aseguró que era uno de los mayores despliegues policiales de la historia de la ciudad. Buena parte de la Rambla estuvo cortada al tráfico. Los agentes incluso ordenaron abrir las bolsas a quienes se acercaban a la estatua de los Despullats, donde estaban concentradas, sin autorización, unas 200 personas junto a esta pancarta: "Nazis ni a Catalunya ni enlloc. Poble de Tarragona". Apenas 500 metros más abajo, junto a la fuente del Centenari, Alianza Nacional tenía dispuesto su escenario.

La manifestación ultra apenas duró unos minutos ante la brevedad de su recorrido. El paseo estaba lleno de policías hasta el punto de que junto a la escultura en homenaje a los castellers, en medio del paseo, colocaron dos furgonetas en diagonal que habrían obligado a los fascistas a pasar en filas de a uno. "Caballeros, por favor, ¿pueden retirar los coches? Es que no podemos pasar", dijo uno de los militantes. El policía lo miró, meditó y al final accedió. Martín Ramos, uno de los dirigentes de Alianza Nacional, calificó de "absurdo" el fuerte dispositivo y recordó que su partido es "de ley y orden". Ramos acusó a la Subdelegación del Gobierno de haber impedido que la marcha llegara hasta el Balcón del Mediterráneo y de haber reducido su tiempo de discursos de dos horas y media a una.

Desde el escenario, otro de los dirigentes denunció que uno de sus compañeros había recibido amenazas por "aquellos que gritan allá arriba [en alusión al grupo de izquierdas] y que tienen el apoyo del Tripartito" al tiempo que invitaba a sus seguidores a confundirse con los ciudadanos que les miraban con curiosidad. En un encendido mitin, Martín Ramos exclamó: "España se ha convertido en la peor cloaca del mundo". Dio pruebas de su xenofobia al denigrar a los inmigrantes y tildó de "sinvergüenza" a Mariano Rajoy por decir el sábado que tenía que ir "al coñazo de desfile" en Madrid.

Tras los discursos, uno de los portavoces, que utilizó indistintamente el castellano y el catalán, invitó a los convocados, apelando a su carácter cívico, a disolverse e ir a comer fuera de Tarragona. "No queremos problemas", dijo. A esa hora, la concentración antiultra se había disuelto tras la lectura de un manifiesto y desfiló escoltada por la policía hasta la plaza de la Font. Hubo algún insulto. Por la tarde, menos de 100 jóvenes antifascistas recorrieron en manifestación, ésta legal, calles de Tarragona. Y de nuevo, hubo más policías que militantes.

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