Atletas y pintores de cuello blanco
Interpretación, deporte, solidaridad o yoga, todo vale para enseñar técnicas estratégicas a los ejecutivos españoles
Unos minutos antes de salir escenario, a Julio Salinas, ex futbolista del Barça, le temblaba todo. Se puso ante el público empezó a hablar. Al principio le costó un poco, pero se fue animando. Al terminar, todos en la sala se levantaron para aplaudirle. Estaba llena de farmacéuticos. Acudían a una convención sobre la combinación de medicamentos. ¿Qué hacía allí Salinas? Era el invitado encargado de explicar cómo se puede llegar al éxito deportivo combinando las ventajas de diferentes jugadores. Estrategia, juego en equipo, liderazgo... Las armas del deporte al servicio de la empresa.
Para ser un buen ejecutivo saber cuadrar las cuentas ya no basta. Hay que ser un líder, entusiasta de la superación, gestor de crisis y hasta saber poner cara de póker cuando vienen mal dadas. Las empresas y los directivos acuden cada vez más a profesionales ajenos al mundo del business para lograr empleados más completos. Todo cuenta para gestionar tiempo, dinero y capital humano.
Blanca Fernández Ochoa explica cómo se levantó después de una dura caída
Con una ONG se puede aprender liderazgo o a trabajar en equipo
La actriz María Romero enseña expresión oral y corporal
Según una experta, es un recurso útil si se incluye en una formación amplia
"Los directivos y ejecutivos necesitan una doble formación. Tienen que aprender a manejar situaciones desde el punto de vista profesional y personal", explica Yolanda Hernández, directora de formación en Adecco. Esta firma de recursos humanos confía en la formación extra académica para añadir valor al currículo de los trabajadores. Cuenta con personalidades como Pepu Hernández, ex seleccionador nacional de baloncesato, entre sus profesores. "Son cursos que causan mucho impacto", comenta.
"Se trata de que los deportistas hablen de su experiencia y que pueden inspirar a quienes les escuchan", explica Francisco Tonda, director general de Star Dreams, una compañía que desde hace dos años organiza eventos entre empresas y deportistas, en las que participa el citado Julio Salinas, quien es además vicepresidente de la firma. Blanca Fernández Ochoa, esquiadora, cuenta cómo levantarse y seguir adelante tras una caída. El árbitro Andújar Oliver, la dureza de tomar decisiones difíciles contra viento y marea... Siempre hablan acompañados por un montaje audiovisual. "Y los trabajadores, que no esperan aprender mucho de sus áreas, salen asombrados, porque escuchan historias reales de liderazgo o de superación que les calan", razona Tonda.
La oferta de formación alternativa es cada vez más amplia. Paleontólogos, músicos y directores de orquestas. Entre lo más habitual, la interpretación. María Romero, actriz y productora de teatro, dirige un taller de interpretación para ejecutivos. Empezó casi por casualidad, ayudando a una amiga que opositaba a juez y se dio cuenta del filón. Incorporó a gente de los negocios y el derecho a su equipo, conocido como Endowment, y se lanzó a las empresas.
"El teatro les aporta expresión oral, dominar la mirada, la posición... Conocer sus miedos y sus bloqueos y que aprendan a dominarlos", explica. Trabajan con grupos de hasta 10 personas y para dominar todas las áreas, proponen hasta 40 horas de formación.
"En otros lugares como Estados Unidos estas cosas son más habituales", dice Gordana Vranjes, profesora de yoga y directora de un centro que realiza cursos especiales para empresas. Ella comenzó enseñar a los ejecutivos de Nueva York. Lo importó a Barcelona hace cuatro años, y el mayor cambio que ha tenido que aplicar es el de los horarios. "Allí es común organizarlo al medio día. Aquí, por las tardes", explica.
Gordana contacta con las empresas y ofrece cursos en grupos de 10 o clases particulares a medida de los directivos más estresados. "Esto es como tener un coach [entrenador personal] y un psicólogo, pero además incluye herramientas físicas como el control de respiración o del cuerpo", comenta. "Consiste en que la gente, en lugar de un cigarrillo, se tome un respiro de verdad". Para unos es sólo una hora de relax o de ejercicio para la espalda. Otros, explica, consiguen traer al mundo occidental lo mejor del oriental.
Los últimos en subirse al carro de los cursos diferentes han sido las organizaciones de voluntariado. Alfonso Sánchez-Romero, responsable de la ONG Cooperación Internacional, organiza formación para empresas basada en acciones solidarias. Compañías como
Motorola, Disney o Citibank ya han participado. Las firmas deciden el presupuesto y los objetivos de formación que buscan. La ONG crea una actividad solidaria que se ajuste a ambos requisitos.
Llevarse a los empleados a rehabilitar una residencia de ancianos o a 250 niños con riesgo de exclusión al zoo puede ser útil para potenciar facetas individuales o empresariales. "Los trabajadores desarrollan habilidades sociales, pero además, se pueden descubrir dotes escondidas", dice Sánchez-Romero. Detrás de un ejecutivo tímido puede haber un gran líder que sólo sale a la luz al organizar un comedor infantil. Juntar a secretarias y directivos para pintar una fachada puede romper roles negativos arrastrados durante años. "Además, con el voluntariado corporativo se fomenta el buen clima y el orgullo de pertenencia", dicen en la ONG.
¿Estos cursos son una moda o tienen verdadera utilidad? "Nosotros ya hace años que los usamos. Pero para que no sean meras anécdotas tienen que estar incluidos en programas de formación. Las conferencias son otra cosa", explica Hernández, de Adecco. Para Gordana Vranjes, la diferencia a veces está en el bolsillo. "Depende mucho si lo pagan los empleados o la empresa. Cuando sale de su bolsillo se lo toman más en serio", razona. Según Tonda, todo depende de cada persona. "Cuando ven a los deportistas, algunos sólo ven a su ídolo. Otros escuchan su experiencia y la recuerdan a la hora de enfrentase a una situación concreta. Pero sea como sea, a todos les deja huella".
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