El fiscal pide 17 años por incitar a matar a un mendigo

Antonio Joaquín Curiel, de 49 años, falleció en octubre de 2007 tras ser quemado vivo en su casa de Lucena (Córdoba). Los autores materiales fueron tres menores de entre 15 y 16 años, que han sido condenados ya a cinco años de internamiento. Sin embargo, en aquel asesinato también participó una joven que entonces tenía 18 años. La Fiscalía pide ahora para ella 17 años de prisión por ser la presunta autora de un delito de asesinato. Según el Ministerio Público, esta joven fue la que sugirió a los tres menores que rociaran a la víctima con disolvente y lo quemaran.

A Curiel le solían insultar y agredir. La tarde anterior a los hechos los tres menores y la chica volvieron a coincidir con este mendigo. Y volvieron a insultarle y golpearle. La víctima les increpó y les llegó a decir que "se cagaba en sus muertos", según el fiscal. La chica acusada se sintió ofendida, ya que su madre acababa de fallecer. Los cuatro jóvenes quedaron a la mañana siguiente y decidieron acabar con la vida de Curiel, según el Ministerio Público. La joven de 18 años fue la que les entregó el bote de disolvente y les sugirió que quemaran al mendigo. Ella se quedó en su domicilio mientras los menores asesinaban al mendigo.

Tras cometer su fechoría los chicos volvieron a la casa de la joven. "Ya está, ya lo hemos matado", fue lo que le dijeron. Luego le enseñaron la grabación que habían realizado del crimen con el teléfono móvil. Tras comprobar que el hombre había fallecido, la acusada le dijo a los menores que borraran la grabación y huyeran.

Según el informe forense, la acusada posee una inteligencia "límite" con un coeficiente intelectual de 71, por lo que tiene "íntegra" su capacidad de conocimiento y libre determinación, excepto para actos "muy complejos y abstractos".