_
_
_
_

ETA mantiene su ofensiva con una bomba en el juzgado de Tolosa

Un guarda dejó el local poco antes de que estallaran los cinco kilos de explosivo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Por mucho que avise de la colocación de una bomba, el terrorista no puede estar seguro de que no va a causar daños personales. Un guarda jurado se salvó por los pelos de los efectos de la deflagración de la bomba colocada en la madrugada de ayer en los juzgados de Tolosa (Guipúzcoa). El terrorista puso una mochila cargada con cinco kilos de explosivo junto a la fachada del juzgado. El guarda jurado que en esos momentos estaba en el edificio, la única persona que se hallaba en su interior según dijo el consejero vasco de Justicia, estaba monitorizando otra parte del perímetro. Y no vio la secuencia, grabada por las cámaras de seguridad.

El terrorista, un activista legal (sin fichar) de la red que mantiene viva la llama terrorista tras la desarticulación en julio de parte del comando Vizcaya, dejó la mochila-bomba. Sobre las 0.55 un comunicante anónimo con voz distorsionada avisó en nombre de ETA desde una cabina de San Sebastián a la DYA donostiarra de que la bomba estallaría 20 minutos después. Y así fue. El enorme boquete abierto por la onda expansiva dejaba constancia de ello.

Los bomberos se esforzaban ayer por retirar los escombros, mientras los curiosos se arremolinaban junto al cordón policial. Alguno de los propietarios de la veintena de coches afectados por la onda expansiva se lamentaba in situ. La deflagración provocó también daños en las viviendas colindantes y en un ambulatorio.

La historia se repite. Cuando, en agosto de 2002, Baltasar Garzón suspendió Batasuna y se iniciaron los trámites para su ilegalización, ETA colocó una bomba en los juzgados de Tolosa. La policía vasca la desactivó. Ayer, dos semanas después de la ilegalización de ANV y PCTV, ETA atacó el mismo juzgado y un guarda jurado salvó la vida de milagro.

El juzgado de Tolosa sufrió importantes daños por la bomba de ETA.
El juzgado de Tolosa sufrió importantes daños por la bomba de ETA.ASSOCIATED PRESS
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_