Italia y España rebajan la tensión sobre inmigración
Madrid y Roma han preferido llevarse bien y no echar más leña al fuego bilateral, y ayer consideraron como no dichas las declaraciones del ministro de Interior italiano, Roberto Maroni, quien afirmó que los gitanos prefieren la "permisiva España de Zapatero" a la Italia de Berlusconi.
La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, reveló que el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, exigió explicaciones a su colega italiano, Alfredo Mantica, y que éste le pidió que no tuviera en cuenta las palabras de Maroni.
En Roma, la agencia Ansa difundió también un comunicado del Ministerio de Exteriores, en el que se señala que ambos países "comparten sustancialmente las prioridades y las elecciones fundamentales, también en el terreno de la colaboración europea", para hacer frente "a un fenómeno tan complejo como el de la inmigración", aunque cada uno lo afronte desde "tonos, sensibilidades y escenarios políticos internos diversos".
De la Vega contestó, pese a todo, a Maroni, diciendo que España promueve una inmigración "legal y ordenada", que "respeta a los ciudadanos, pero está ligada al mercado laboral", y "lucha contra las mafias y la inmigración irregular de forma eficaz". También manifestó que el Gobierno de Rumania, cuyo responsable en materia de emigración, Petre Román, se halla de visita en España, ha negado que la afirmación de Maroni sea cierta.
El líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, aprovechó para criticar el "derechazo" del Gobierno español en materia migratoria y la "retórica cañí y xenófoba" del Ejecutivo italiano.
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