El juez encarcela a los dos policías acusados de agredir a prostitutas
Una mujer que supuestamente traficaba con droga también ha ido a prisión
Las mujeres que hace una semana denunciaron a un policía local de Marbella por golpearlas porque no tenían droga que ofrecerle y violar a una de ellas en mitad de uno de sus brotes de violencia pudieron dormir ayer relativamente tranquilas. El juez Ricardo Puyol decidió encarcelar al agente, apodado Machota, junto a su compañero de correrías, también policía local, y a una mujer que supuestamente traficaba con droga. Entre todos suman acusaciones por agresión sexual, lesiones, omisión del deber de perseguir delitos y tráfico de estupefacientes.
Los testigos declararon con la voz distorsionada y tras un biombo
Los tres imputados abandonaron los juzgados a las 15.30 custodiados por agentes de la Guardia Civil. Antes de enviarles a prisión, el juez escuchó a Nicole, una de las denunciantes, y a dos testigos protegidos que detallaron cómo se las gastaban los agentes cuando no encontraban droga en un prostíbulo llamado La casa azul. "Se encabronaban cuando no había coca. -resumía uno de ellos- Acobardaban a todo el mundo hasta tal punto de que era mejor esconderse toda la noche en un rincón de la casa a enfrentarlos". Según sus testimonios, en uno de estos altercados echaron a la piscina de la casa una máquina de correr y varias pesas.
El agente Machota, conocido por su corpulencia, está acusado de agresión sexual, lesiones, tráfico de drogas y omisión del deber de perseguir delitos. Su compañero Enrique tiene a sus espaldas los mismos cargos, excepto la agresión sexual. La alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, firmó ayer por la tarde un decreto de en el que les suspendía de empleo y sueldo.
Por esta causa permanecen imputados otros cuatro policías que todavía no han declarado ante el juez. Según fuentes policiales, frecuentaban el prostíbulo, donde se trapicheaba con droga, pero nunca denunciaron irregularidad alguna. Entraban y salían a su antojo, con la confianza que les daba sentirse "amigos de la casa", añaden.
El temor a posibles represalias hizo que los testigos se esforzaran ayer en preservar su identidad. No quisieron que las cámaras de televisión grabaran sus rostros y declararon en el juzgado tras un biombo y con un micrófono que les distorsionaba la voz. "Anoche tuvimos otro susto", contó una de las residentes del prostíbulo. "Entraron dos hombres en la casa mientras dormíamos y cuándo les pedimos explicaciones nos dijeron que eran policías". Según su relato, los visitantes revolvieron parte de la casa y cogieron varios objetos, además de servirse unas copas. Se marcharon cuando les pidieron que mostrasen sus placas. La patrulla que estaba en camino no pudo identificarles.
Con tanto altercado, la decisión del juez no alivió del todo los temores de las denunciantes. "Por si acaso, esta noche [del jueves] la vamos a pasar en otro sitio", aseguraban.
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