El Madrid mejora, Raúl sigue igual
El Betis empata después del descanso y Van Nistelrooy consigue los tres puntos en un contragolpe
El Madrid pasó por Sevilla para constatar su evolución. El equipo mejora. Su juego crece. Otras cosas permanecen. Marcelo sigue cometiendo errores de inmadurez. Van Nistelrooy sigue metiendo goles decisivos. El Madrid prospera con luces y sombras. En el lugar más sombrío, librando la batalla contra el tiempo, está Raúl. El capitán venía de celebrar con efusión el sexto y el séptimo gol al Sporting, que es un equipo deshecho. Ayer fue otra historia. Ayer en cada gol se libraba algo más que una batalla de reafirmación personal. Ayer en cada gol se disputaba el campeonato.
El partido fue vibrante y tuvo unas cuantas tramas. De entrada, el Betis sufrió un ataque de timidez. Cedió metros y se recogió en la madriguera. El Betis no supera la crisis de personalidad. Juega las primeras partes condicionado por aprehensiones inexplicables y después de los descansos recupera el aliento. El repliegue, si formó parte de un plan, fue una mala táctica porque no se ajusta ni a la naturaleza de su público, ni a las condiciones de sus jugadores. La defensa del Betis es demasiado blanda para meter el cerrojo y sus delanteros son demasiado lentos para aprovechar los espacios.
BETIS 1 - R. MADRID 2
Betis: Casto; Nelson, Juanito, Arzu, Monzón (Babic, m. 75); Emana (Ilic, m. 85), Mehmet Aurelio; Damiá (Pavone, m. 66), Capi, Sergio García; y José Mari. No utilizados: Ricardo; Juande, Melli y Rivera.
Real Madrid: Casillas; S. Ramos, Pepe, Heinze, Marcelo; De la Red (Javi García, m. 69), Diarra, Van der Vaart (Drenthe, m. 81); Robben, Van Nistelrooy y Raúl (Torres, m. 59). No utilizados: Dudek; Metzelder, Saviola e Higuaín.
Goles: 0-1. M. 18. Heinze cabecea una falta sacada por Van der Vaart. 1-1. M. 55. Sergio García falla un penalti, pero marca tras recoger el rechace de Casillas. 1-2. M. 91. Van Nistelrooy culmina una contra con un tiro cruzado.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Expulsó por doble amarilla a Marcelo (m. 54) y a S. García (m. 83). También amonestó a Van der Vaart, Casillas, Pavone y Juanito.
40.000 espectadores en el Ruiz de Lopera.
Diarra se siente más importante que nunca, y De la Red es su complemento perfecto
Heinze es el peor rival que puede encontrar una defensa melindrosa
El Madrid agradeció los metros apoderándose del balón. Durante un buen rato, dominó el partido con autoridad. Diarra se siente más importante que nunca y parece haber encontrado en De la Red al complemento perfecto. Entre los dos pusieron en movimiento a los delanteros y dieron un empuje que puso al Madrid en un escalón superior.
El fútbol es un deporte sencillo y un negocio indescifrable. En el campo, los futbolistas grandes hacen que todo parezca simple. En las oficinas, los intermediarios, los directores deportivos y los presidentes, construyen las plantillas según principios más o menos aleatorios. De acuerdo con estas directrices, los ejecutivos del Madrid habían resuelto situar a De la Red en un anexo a la plantilla, a la cola de Gago, Van der Vaart y Sneijder. Pero como la ley del fútbol se escribe sobre el césped, y no sobre los papeles, ayer De la Red fue el mejor del Madrid. Sin su canterano recomprado el equipo de Schuster no habría podido imponer su ritmo en la primera parte. Fue una mala hora para el Betis, que se escondió a verlas venir. Lo que pasó fue inevitable. Una falta lateral lanzada por Van der Vaart desde la izquierda acabó en gol.
Van der Vaart puso el centro con una comba certera. Le dio efecto hacia adentro, perfecto para entrar a poner la cabeza. Eso es lo que hizo Heinze. En las jugadas a balón parado, el argentino es el peor rival que puede encontrarse una defensa melindrosa. José Mari tenía que marcarlo, pero lo hizo sin demasiada convicción. Heinze saltó como un avión. Su frentazo cambió la trayectoria del balón, que se fue a la red.
El gol culminó el buen arranque del Madrid, que ha mejorado con los partidos. Raúl sigue igual. Mientras el equipo evidenció que ha crecido, en la primera parte, Raúl ofreció la versión fatigada de los últimos meses. Intentó acompañar las jugadas, pero le costó mucho trabajo guardarse energía para los desmarques. Schuster ha intentado darle minutos para reforzar su amor propio, y con esta decisión ha ido penalizando a otros delanteros que están mejor. El miércoles Van Nistelrooy fue al banquillo. Ayer, el que calentó el asiento fue Higuaín. El entrenador se ha arriesgado prescindiendo de los que están mejor. Antepone la política de vestuario a la lógica deportiva. Cuida la moral de la tropa antes que el juego.
La baja forma de Raúl habría sido una anécdota si el Betis hubiera jugado la segunda parte como la primera. El Madrid parecía destinado a resolver el partido sin inconvenientes, pero el Betis salió del vestuario libre de inhibiciones. No permitió que el Madrid recobrase el mando y lo sometió a una prueba de temple. Si el Betis hubiera contado con un punta de más jerarquía que Emaná, habría podido hacer más daño. Al final, la cadena se rompió por el eslabón habitual: Marcelo. El lateral repitió otra noche horrible en Sevilla. Le hizo penalti a Damiá, puso a Casillas frente a Sergio García y obligó al Madrid a remontar con diez.
Schuster siguió arriesgando. Primero quitó a Raúl para poner a Torres y cerrar con cuatro atrás. Fue una medida razonable. Pero después reforzó el medio reemplazando a De la Red por Javi García. El segundo cambio pareció destinado a dejar las cosas como estaban. En empate. El Madrid no volvió a tener la manija del partido. No le hizo falta porque Van Nistelrooy no necesita que su equipo tenga la iniciativa. Le basta con un balón cerca del área para mandarlo a la caja. Y a cobrar.
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