_
_
_
_
JORGE ALARTE | Secretario General del PSPV-PSOE | 11 Congreso del PSPV-PSOE

Ambicioso y camaleónico

Cristina Vázquez

Aunque Jorge Alarte no hubiera conseguido la secretaría general del PSPV-PSOE, siempre habría sido recordado por su intención de jubilar -al menos de palabra y en público- sin empacho a toda una generación de políticos veteranos de su partido como Joan Lerma, Ciprià Ciscar, Antoni Asunción o Carmen Alborch. Concejal primero y después alcalde de Alaquàs -localidad de 32.000 habitantes del área metropolitana de Valencia- desde 1999 y por tres legislaturas consecutivas, Alarte, soltero y a punto de cumplir los 35 años, sueña desde hace tiempo con recuperar para los socialistas la presidencia de la Generalitat, en manos del PP desde 1995. "El Ayuntamiento que preside es un peldaño más en su carrera política", apostillan sus detractores.

Más información
Alarte recibe el apoyo de Ferraz tras imponerse en el PSPV por 20 votos
Zapatero anuncia que llamará "en los próximos días" a Rajoy para hablar de economía

Ambicioso y camaleónico, este licenciado en Derecho lleva media vida en política. Ya era alcalde cuando obtuvo su título universitario. Su primer contacto con la escena pública fue durante el bachillerato donde se inició en el sindicalismo estudiantil, actividad que lo encumbró en 1991 a la secretaría general de la Federación Valenciana de Alumnos de Enseñanzas Medias. Entre 1993 y 1995 se unió al claustro de la Junta de Gobierno de la Universitat de València, en 1994 ingresó en el PSPV-PSOE, y un año después se convirtió en concejal de Juventud. Una carrera meteórica.

Alarte, ardiente defensor del municipalismo, se maneja bien en los vericuetos del poder. Creó con otros tres alcaldes de l'Horta Sud el G-4, una especie de lobby municipal en la comarca con más afiliación socialista del País Valenciano. Ciprià Ciscar lo colocó en la última gestora del PSPV en los tiempos más convulsos del partido. Ya entonces el propio Alarte y Francesc Romeu, ahora enfrentados, fueron propuestos por Ciscar como posibles uno y dos de la Ejecutiva socialista valenciana.

Uno de sus logros más emblemáticos como alcalde ha sido la recuperación del Castillo de Alaquàs, de propiedad privada, para el pueblo. De recinto especializado en eventos sociales, el castillo, declarado monumento nacional, es ahora un centro dedicado al arte y la cultura. De su estilo político se destaca su populismo, muy al estilo del ex presidente de Castilla-La Mancha y ahora presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, al que apoyó en el congreso federal de 2000, y del que salió vencedor un desconocido José Luis Rodríguez Zapatero.

En julio de 2007, con Joan Ignasi Pla amortizado en la secretaría general, Alarte tenía ya diseñada su operación para saltar a la dirección del partido e intentó que el dirigente lo incluyera en un puesto de salida en la candidatura a las Cortes Valencianas, puesto de gran visibilidad política que facilitaría su carrera por la Generalitat. Pla le cortó el paso en beneficio de su adversario más sólido en este congreso, Joaquim Puig, ahora diputado y portavoz adjunto en el Parlamento autonómico. El alcalde se tragó su orgullo y volvió a su localidad dispuesto a continuar con su plan, con o sin ayuda de Pla. Alarte se opone a las bicefalias en el partido y confiesa sin rubor que la tarea orgánica no es lo suyo. "Me siento más a gusto diseñando un proyecto político y llevando al PSPV a la Generalitat", ha dicho en alguna ocasión.

Su campaña para auparse a la dirección del PSPV-PSOE y desde ahí propiciar un relevo generacional ha sido la más larga de todas: 432 días. Sin embargo, sus adversarios encontraron en su silencio su talón de Aquiles. Le han acusado de no querer debatir, de carecer de programa y de haber confiado su victoria al apoyo explícito de la dirección federal del PSOE en la recta final de la campaña.

Le consideran un candidato de laboratorio y que habría aceptado sin rechistar el cambio de siglas y el giro al centro que proponía la ponencia política auspiciada por Leire Pajín. Ayer, en el congreso, se reclamó de izquierdas y partidario de las siglas PSPV.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_