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Reportaje:MÚSICA CONTEMPORÁNEA | Reportaje

La sorpresa del sonido

El momento artístico es tan dulce que se puede hablar de punto de inflexión. De punto de inflexión o de puesta de largo. Lo cierto es que el despegue de la música de creación española es espectacular, pero no es producto de un golpe de suerte ni mucho menos fruto de la casualidad. Hay mucho trabajo detrás antes de llegar a esta envidiable situación. Al igual que ha sucedido en algunos sectores del deporte o con la gastronomía, en la música española actual se ha alcanzado un estado de madurez y en vísperas de 2009 se presenta con una potencia colectiva arrolladora. No se trata sólo del repunte de una serie de compositores o instrumentistas privilegiados. Los grupos españoles de interpretación de música contemporánea pisan fuerte y la distancia tradicional en este campo respecto a otros países se reduce ahora al mínimo. Los compositores se benefician de ello y sus obras lucen como nunca. Los datos invitan a cierta euforia. Un ejemplo. La 51ª edición del Festival de Música Contemporánea Otoño Varsovia, que termina hoy, no está especialmente dedicada a España y, sin embargo, el número de obras e intérpretes españoles es elevadísimo. Los Sotelo, Sánchez-Verdú, Encinar, Macías, Torres, Lazkano, Parra, López López, Camarero, Fernández Guerra, Panisello, Hidalgo, Gerhard, Guinjoan, Posadas, Guerrero o Delás por el lado de la composición. Los Barcelona 216, Plural Ensemble, Orquesta de Radiotelevisión Española, Rosado, Cañizares, Arcángel, Espejo, Bernat, en el terreno interpretativo. ¿Está de moda España o hay algo más?

La música española actual ha alcanzado el estado de madurez y en vísperas de 2009 se presenta con una potencia arrolladora
Los grupos instrumentales españoles de la última hornada se han tomado muy en serio las carencias en la cultura musical de la sociedad española

En el mundo de las grabaciones discográficas las perspectivas de futuro inmediato son aún más apabullantes. Veamos. El excelente sello Kairos -con el apoyo de Caja Madrid- va a publicar una colección de 15 discos compactos dedicados a autores españoles en activo a cargo de los intérpretes internacionales de referencia: Ensemble InterContemporain de París, Klangforum de Viena, musikFabrik de Colonia, etcétera. Los tres primeros se presentan en octubre y están dedicados a Mauricio Sotelo, Héctor Parra y José María Sánchez-Verdú. En los sucesivos volúmenes aparecerán nombres como José Manuel López López, Jesús Rueda, Alberto Posadas y otros. Seguimos.

Verso -con el patrocinio de la Fundación BBVA- extiende el abanico a autores latinoamericanos, y después de dos discos dedicados a José Luis Turina y López López se contemplan monográficos de Carlos Bermejo, Manuel Balboa, el costarricense Eddi Mora o Antón García Abril. Más todavía. Glossa-Diverdi, con el apoyo del INAEM, comienza una colección de seis álbumes y DVD al año, los primeros de los cuales están dedicados a Francisco Guerrero, con Joan Cerveró y el Grup Instrumental de Valencia; la versión musical de Sánchez-Verdú sobre la película Nosferatu, de Murnau; Cristóbal Halffter con el cuarteto Arditti o Mauricio Sotelo con el cantaor Enrique Morente. Y aún no hemos terminado. Neos (el sello de Wulf Weinmann, famoso por su actividad en Col·legno) lanza el DVD de la ópera Lázaro, de Cristóbal Halffter, estrenada en Kiel (Alemania) en mayo, y un CD de López López con Fabián Panisello y el Plural Ensemble. ¿Recuerdan un panorama semejante en la música de creación española? Pues en esas estamos.

En el proceso de "normalización" que lleva consigo este clima de efervescencia es fundamental la consolidación de grupos interpretativos españoles de primera línea. El Grup Instrumental de Valencia, el Plural Ensemble de Madrid o el Grup Barcelona 216 de la Ciudad Condal lo son, y no es casual que en ellos hayan recaído las mayores ayudas económicas del INAEM en su política de apoyos a grupos específicos de música contemporánea. La intencionalidad es clara: contribuir a estabilizar unas trayectorias con futuro artístico e implicación social. Pero no son ni mucho menos los únicos grupos de mérito. Ahí están, pongamos por caso y sin carácter exhaustivo, los ejemplos del Grupo de Cámara Enigma del Auditorio de Zaragoza dirigido con inteligencia por Juan José Olives, o del Taller Sonoro que se multiplica por Cádiz, Sevilla y Granada, o del sólido trío Arbós, o del octeto de violonchelos de Elías Arizcuren con base en Ámsterdam, y un centenar de estrenos a sus espaldas. O del histórico Laboratorio de Interpretación musical de Jesús Villa Rojo, o del Sax Ensemble, o de los Solistas de Sevilla, o del Proyecto Guerrero, o del grupo Taima, de Granada, o de tantos otros. No son tan lejanos los tiempos en los que la valoración de un determinado autor dependía tanto o más que de sus obras de la interpretación de las mismas. Las que tenían la fortuna de acceder al Ensemble Modern de Francfort, el cuarteto Arditti (¡de qué fabulosa manera interpretaron a Luis de Pablo y Francisco Guerrero en la última Quincena donostiarra!), el Klangforum de Viena o el Ensemble InterContemporain de París quedaban santificadas de inmediato. El resto lo tenía más crudo. Ahora ya no es así. El cambio catapulta la música española. Los pioneros -el extraordinario Koan, por ejemplo- han sembrado en un terreno que ahora se presenta fructífero.

Los grupos instrumentales españoles de la última hornada se han tomado muy en serio las carencias en la cultura musical de la sociedad española, volcándose en la elaboración de programas imaginativos, en la explicación de las corrientes fundamentales del pensamiento musical y en la utilización de espacios atractivos. El Plural Ensemble de Panisello lleva ya dos años en el Círculo de Bellas Artes presentando con gran éxito Claves de acceso, un ciclo con programas en torno a los compositores fundamentales del siglo XX, precedido cada concierto con una charla introductoria. El Grup Instrumental de Joan Cerveró dedica el próximo trimestre 19 conciertos a John Cage en Castellón, con exposición incluida, y tres a Morton Feldman en el marco del IVAM. Sus conciertos agrupados bajo la denominación Entender la música contemporánea son modélicos. Tal vez sea el grupo con más fantasía de todos y tiene en los Ensems de Valencia una plataforma idónea. De contenido más dominado por el didactismo divulgador es el programa con el que Barcelona 216 de Martínez Izquierdo se presenta en el Festival Cervantino de Guanajuato en México el próximo mes de octubre. En cierto modo enlaza con la propia tradición de un grupo nacido para difundir a los compositores de Cataluña y posteriormente centrado en dar a conocer lo mejor de lo existente.

Se podría establecer un juego de relaciones entre los grupos de cabecera españoles y los europeos. El Grup Instrumental sería nuestro Klangforum, el Ensemble Plural nuestro Ensemble InterContemporain, Barcelona 216 nuestro Ensemble Modern y el grupo Enigma nuestro musikFabrik. La vitalidad del sector musical contemporáneo español se apoya en gran medida en una convicción asumida por todos los grupos instrumentales, la de que la música de creación debe despojarse de cierta imagen asociada de aburrimiento y ser tan amena y ágil como cualquier manifestación viva de la creación artística. El esfuerzo en establecer un diálogo inteligente se nota en todas las manifestaciones. Programas con títulos tan desenfadados como Beethoven was wrong. Bebop, rock y los minimalistas para agrupar músicas de Reich, Feldman y Cage son representativos de una manera de pensar y de sentir que se quita de encima muchos complejos de culpa y afronta el futuro con desparpajo y seguridad en lo que se está haciendo. -

La Joven Orquesta de la Generalitat de Valencia, en el XXIV Festival de Alicante.
La Joven Orquesta de la Generalitat de Valencia, en el XXIV Festival de Alicante.T. CASTRO / ARCHIVO IBM

Silencio, se estrena

El matrimonio a tres bandas entre políticas musicales de las administraciones públicas, programación contemporánea de las orquestas e instituciones subvencionadas en parte por ellas y públicos reales o potenciales que asisten a las convocatorias no es que esté en un momento de idilio pero está lejos de una situación de divorcio. Cada una de las partes juega su papel y, al final, nunca llueve a gusto de todos aunque tampoco está prevaleciendo un clima de enconamiento. Si se toma como espejo la Orquesta Nacional de España, en las tres últimas temporadas ha estrenado una decena de obras de compositores españoles. Los autores escogidos, en orden cronológico de los estrenos desde enero de 2006, han sido Jordi Cervelló, Alfredo Aracil, Eduardo Rincón, Ramón Lazkano, José García Román, Tomás Marco, Benet Casablancas, David del Puerto, José María Sánchez-Verdú y Juan J. Colomer, y está en vísperas Pablo Riviere. La mitad de estas obras han sido dirigidas por Josep Pons y el resto por Tamayo, Gamba, Harth-Bedoya, Temes y Pablo González. Destaca en la selección la variedad de estilos y procedencias, la representatividad de tendencias alejadas entre sí.

En el mismo periodo la Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya ha apostado por Benet Casablancas, Leonardo Balada, Rodríguez Picó, Mestres Quadreny, Vivancos Farras y Charles Soler, y la Sinfónica de Galicia, por Nani García, Paulino Pereiro, Carlos Satué, Rogelio Groba, Joam Trillo, Octavio Vázquez y José Luis Turina. La inclinación por autores próximos geográficamente salta a la vista. La Sinfónica de Sevilla, ejemplo representativo del sur de España, se ha decantado por Cándido Alegría, Jesús Rueda y César Camarero, las dos primeras con dirección de Pedro Halffter y la última a cargo de Jesús Amigo.

Los teatros de ópera también han programado con cuentagotas nuevos títulos de autores españoles. El Teatro Real es, a pesar de sus insuficiencias, el que se ha mostrado más ágil. Los circuitos paralelos, sin salir de Madrid, como operadhoy, han estado más receptivos a las novedades. Como curiosidad no deja de ser sorprendente que títulos líricos de Balada y Nin Culmell se hayan estrenado en La Zarzuela, el teatro más atento a las óperas de compositores catalanes de toda la península Ibérica, en una trayectoria que comenzó hace ya unos cuantos años con el estreno de La dueña, de Roberto Gerhard. En fin, cosas que pasan.

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