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Signos

En busca de seres humanos

La nueva producción audiovisual andaluza indaga en las historias personales

Manolo siempre estuvo ahí. Él y su enfermedad. Su fuerza y su fragilidad, sus poemas, su espontaneidad. Su historia. "Las cosas ocurren por sí solas. No hay nadie que las fotografíe o las grabe pero están pasando". Quien lo dice es Pedro Sara, fotógrafo y documentalista, aficionado a colocar su cámara ante pequeños argumentos cotidianos. Junto a Pitu García ha realizado No te olvides de mi locura, premiado en el último festival Alcances. Es un retrato de Manolo López, un trabajador, un emigrante, un recitador de barrio, un olvidado, al que Sara y García han convertido en protagonista de su película. Como ellos, otros realizadores andaluces rastrean diariamente la calle en busca, sobre todo, de historias personales.

Realizadores rastrean las calles para conocer nuevas historias
"La clave es tener algo que contar y que eso emocione al público"

La Muestra Cinematográfica del Atlántico, Alcances, que celebró 40 años la pasada semana en Cádiz, ha volcado sus últimas ediciones en el documental. El giro hacia la especialización ha tenido un doble efecto. El número de espectadores se ha reducido pero ha contribuido a servir de plataforma a la producción audiovisual de más difícil salida comercial. El director de Atlas bereber (Ático 7, 2008) el melillense Moisés Salama, cree que los festivales dan oportunidades. "Lo más difícil es la visibilidad. Las nuevas tecnologías, las cámaras digitales han traído la democratización del documental. Todos podemos hacer uno, por lo que ha favorecido un boom", detalla Salama.

La facilidad de creación no siempre ha venido acompañada de calidad. "Que se haga mucho no siempre quiere decir que sea bueno. Cada vez es más difícil ser novedoso", explica el director de Atlas bereber, experimentado en el documental por su trabajo como realizador y también como coordinador de la especialidad en el Festival de Málaga. "La clave es tener algo que contar y que eso emocione al público, que le llegue", propone Salama. Su última película acompaña a un joven marroquí para recorrer las montañas de su país, el paisaje de su infancia. "Siempre he tenido curiosidad por la cultura bereber. Es un mundo desconocido al que he tratado de acercarme evocando una galería de personas que han hecho más abierta e interesante la historia", resume.

Álvaro Toepke, afincado en Sevilla, transita en su obra Guerrilleros (Inko Producciones, 2008) por Guatemala. El exterminio más salvaje de población civil de la segunda mitad del siglo XX en América Latina se produjo en Guatemala. Decenas de miles de personas murieron violentamente en este país centroamericano entre los años sesenta y noventa. Toepke ha regresado a Guatemala más de una década después de fotografiar y filmar a la guerrilla. Su trabajo no ha querido buscar el análisis político sino radiografiar la vida de unos hombres que estuvieron abocados a la lucha. "Es cerrar un círculo. Quería contar historias de personas a las que la juventud les marcó para tomar decisiones que ahora seguramente no tomarían", cuenta el autor.

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A Pedro Sara y a Pitu García también les mueve la inquietud por conocer seres humanos. Su No te olvides de mi locura no pretende ser un trabajo sobre la esquizofrenia, aunque su protagonista Manolo López la padezca. "El nuestro es un retrato documental y lo que se ve es el resultado de todos los regalos que nos ha hecho Manolo", explica García. Su cinta ha sido reconocida con el premio que en Alcances concede la Asociación de Festivales Audiovisuales de Andalucía.

Si Guerrilleros o Atlas bereber son ejemplo del esfuerzo de productoras andaluzas por el documental, No te olvides de mi locura es una apuesta personal de ambos realizadores por contar una historia que les apasionaba. "Hemos competido con gente que tenía muchos medios. Lo nuestro tiene cero producción y mucho de espontaneidad", explica Pitu García. Este documentalista y Pedro Sara van a entregar la placa recibida por su película a Manolo López. Porque sin personas como él, dispuestas a dejarse grabar sin apenas condiciones, no tendrían premio. Tampoco tendrían película.

"Hay mercado, aunque sea frágil"

"Ahora hacer un documental en tu casa es factible. Hay ejemplos como la china Xiaolu Gou que ha conseguido un gran prestigio con We went to Wonderland y lo grabó con su cámara de fotos en posición de vídeo. Lo que hace falta es talento", defiende el documentalista Moisés Salama. Está en contra de definir el documental como un género, sino que habla de él como un modo de hacer cine que cuenta, a su vez, con múltiples posibilidades.

Al año en Andalucía se realizan una quincena de largometrajes y unidades documentales (pensadas para televisión). La asociación Docus Andalucía, que reúne a una treintena de profesionales, ha volcado sus esfuerzos en los últimos años en consolidar el mercado. "La difusión es lo primordial. Que lo que se crea, se vea", mantiene su presidente, José Antonio Hergueta.

La asociación ha cerrado acuerdos con la Consejería de Cultura para que los documentales andaluces puedan guardarse y verse en las bibliotecas de la comunidad, con la agencia Extenda, para traducir y subtitular los trabajos en el extranjero, y con Canal Sur, para difundir y coproducir algunas historias. "Hay mercado, aunque sea delicado y frágil", sostiene Hergueta.

Moisés Salama coincide en que los documentales echan atrás a muchos espectadores y que hay que trabajar en eliminar esa visión negativa. "Se ven salas vacías y eso es triste; pero, de pronto, te sorprendes y ves una llena para ver un documental. Hay que creer que es posible", asegura.

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