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Una pandilla ilegal con cerca de 600 miembros

Los Latin Kings, a pesar de tener cerca de 600 miembros, no existen. La Audiencia de Madrid decretó su disolución en junio de 2007. No pueden juntarse en los parques. Ni en bares. Ni en casas particulares. Todo, porque esas reuniones -una semanal, según los iniciados en esta mezcla entre pandilla callejera y secta- son para acordar acciones violentas.

"Nos reuníamos una vez cada 15 días", puntualizó ayer King J. L., un muchacho de pelo recortado y camisa abotonada hasta el cuello que lleva ya tres años en prisión. "No para defendernos de nada", precisa, "ni para pagar los abogados de la gente presa, sino para ayudar a gente que estaba mal u organizar actos".

Desde su fundación en España en 2000 por parte de Eric Velastegui, Wolverine, los Latin Kings se han visto envueltos al menos en cuatro muertes violentas.

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