La amarga despedida del asesinado Luis Conde

La familia de Luis Conde, el brigada asesinado por ETA el lunes, quería un funeral íntimo. En el patio de la Academia de Artillería de Segovia, donde se celebraron las exequias, no hubo periodistas ni vecinos, que se quedaron a las puertas para mostrar su cariño a la viuda, María Lourdes Rodado, y a su hijo Iván, estudiante en esa misma academia, con un gran aplauso. Sí entró una amplia representación política, encabezada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al que acompañaron la ministra de Defensa, Carme Chacón, el de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, y numerosos representantes institucionales y de los partidos políticos.

La ceremonia comenzó alrededor de las 10.30 con un "¡Viva España!" y el himno nacional. Durante el acto, antes de que un séquito de coches fúnebres trasladara 35 coronas de flores junto al féretro para la incineración en Valladolid, el presidente Zapatero le impuso a Conde la Medalla al Mérito Militar con distintivo amarillo.

Minutos después, medio centenar de segovianos se concentraron en la puerta del Ayuntamiento de la ciudad para guardar cinco minutos de silencio. Este acto se repitió en consistorios de toda España, donde miles de ciudadanos quisieron mostrar su repulsa por el asesinato. También la coordinadora Gesto por la Paz llevó a cabo más de 80 concentraciones de repulsa en 53 localidades del País Vasco y Navarra.

[Los etarras que asesinaron a Conde robaron el 12 de septiembre en la localidad francesa de Sourzac (departamento de Correze) el Peugeot 307 que estalló en Santoña (Cantabria) a la una de la madrugada del lunes. El vehículo fue estacionado delante de su objetivo a las dos de la tarde del domingo].