Camps echa toda la culpa a Zapatero

Si hay crisis, la culpa es de Zapatero. Así lo repitió hasta la saciedad el jefe del Consell en el debate de política general, que sólo presentó cuatro propuestas de 76 en materia de Economía, Empleo y Fiscalidad y reclamó confianza en que cuando se recupere la senda de creación de empleo, la Comunidad Valenciana liderará el crecimiento.

Luna acusa al presidente de autoritario y poco transparente

Oltra recrimina al jefe del Consell su pasividad ante la crisis económica

Para Francisco Camps el PP es el partido del sí y la oposición -sobre todo la socialista- es el partido del no. ¿Qué clase de debate se puede mantener sobre esa premisa? Pues el que mantuvo ayer el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, en el hemiciclo de las Cortes Valencianas, donde se presentó con la corona de laurel ceñida a la sien y declamó: "Yo pido a los socialistas que en su congreso [que tendrá lugar este fin de semana en Valencia] crucen el Rubicón, se hagan valencianistas y defiendan los intereses de nuestra tierra".

Para Camps, cruzar el río es una metáfora que significa que uno se compromete "a continuar reclamando al Gobierno central lo que es justo" y a seguir adelante sin echar la vista atrás. Quizá por eso, el jefe del Consell despachó la crisis económica responsabilizando en exclusiva al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y a su gabinete. Y adelantó que al Ejecutivo socialista serán achacables las deficiencias que se puedan producir en la prestación de los principales servicios sociales por falta de financiación. Y con estas palancas, Camps construyó un discurso trufado de cifras y porcentajes, buenas intenciones y pocas novedades, atento a no caer en ninguno de los charcos que empieza a tener su gestión. Fundamentalmente en materia educativa y de política social. Un discurso en el que quiso llamar la atención de los medios de comunicación sobre la creación de una nueva deducción fiscal para paliar la subida de las hipotecas y su intención de agilizar los trámites de adopción. Una adopción que planteó como "alternativa para las mujeres que no puedan asumir la crianza de sus hijos".

En la bancada opositora, el portavoz socialista, Ángel Luna, mantuvo una visión bien distinta de las cosas, porque sólo vio al otro lado del Rubicón a un político "autoritario" deseoso de instaurar una "teocracia". Por eso, seguramente, decidió dejar las florituras y buscar el hígado del presidente. Le recordó a Camps su pretensión de boicotear la asignatura de Ciudadanía, de manipular los medios de comunicación, de recurrir al endeudamiento masivo y de afrontar la crisis con un aluvión de planes inconcretos. Luego, de carrerilla, le habló de subidas de paro superiores a la media nacional, de un Consell que obvia la elevada tasa de fracaso escolar, de la mala calidad de la sanidad valenciana y de cómo se puede "aterrorizar" a las personas dependientes con una carta que les amenaza con negarles las ayudas.

Pero en estos tiempos, Camps va a caballo de la política valenciana y Luna sólo es un valiente galo sin ejército ni pertrechos. Así que el jefe del Consell recurrió al victimismo para replicar al portavoz socialista. Camps acusó a Luna de tratar con desdén a los agentes sociales por criticar el Pavace II, de ridiculizar planes para la construcción de hospitales y de ponerse en contra hasta de los maquilladores por criticar la gestión de los estudios cinematográficos de la Ciudad de la Luz. "Ha querido deslegitimar a un gobierno democrático", sentenció Camps.

Tras la réplica del presidente del Consell, Luna reflexionó y debió pensar que delante no tenía a César, sino a Bruto con su cuchillo. Y se revolvió. Acusó a Camps de hacer demagogia al acusarle de estar contra los agentes sociales y los planes de inversión. "¿Usted se cree que soy subnormal? Yo critico a su gobierno", prosiguió, "Su modelo de valencianismo es autoritarismo, puro y duro. Glamour, corte de cinta y deuda, ese es su valencianismo".

Y luego remató: "La Generalitat le ha servido para matar al padre [Eduardo Zaplana]".

Ante la embestida, Camps cambió el victimismo por el orgullo de estadista y tachó de "despropósito" el último mandoble del portavoz socialista, se colocó a la cabeza de las "autonomías más transparentes" y defendió su gestión educativa en la asignatura de Ciudadanía. "Yo aplico la ley, ustedes llaman a la rebelión contra el Estatut d'Autonomía".

Tras el encontronazo matinal, la sesión vespertina dejó paso a la portavoz de Compromís, la diputada de Iniciativa Mónica Oltra. Con media hora tasada de intervención y una presidenta de las Cortes que actúa con el mismo celo con el que Goikoetxea marcaba a los delanteros rivales, Oltra también se fue directa al hígado del presidente. Fuera florituras. Oltra le recordó a Camps que estaba advertido de la excesiva dependencia del sector de la construcción y que tiene 102.000 parados más que hace un año. "¿Estamos en crisis y qué hace? Se hace fotos con gente poderosa, con gente de fiesta", le recriminó la diputada de Compromís, que sacó toda su artillería: 1.000 personas dependientes muertas antes de cobrar la ayuda, derivación de fondos públicos a la educación concertada, falta de financiación de la universidad pública, deficiente sanidad...

Pero en estos tiempos, Camps va a caballo de la política valenciana y Oltra sólo está al frente de una partida de diputados adscritos a tres partidos distintos y enfrentados entre sí. Y Camps tampoco se pudo reprimir. En el resto de su réplica Camps volvió a recurrir a la condescendencia con la portavoz de Compromís sin olvidar su verdadero objetivo: lancear hasta la extenuación al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso sin ser demasiado riguroso, Camps acusó a Zapatero de negarle 350 millones de euros prometidos para financiar la sanidad pública valenciana. Si hay crisis, la culpa es de Zapatero.