Alas a la teoría de la conspiración
Lo que la Audiencia de Madrid consideró "unas especulaciones sin rigor", bastó a la titular del Juzgado de Instrucción 35 de Madrid, Gema Gallego, propuesta como vocal por el PP, para imputar por falsedad a la cúpula de la policía científica dando alas a la teoría de la conspiración, que defendía que ETA estaba vinculada con el 11-M.
Un juez ordenó a la policía que analizara un polvo blanco encontrado en casa de Hassan el Haski, uno de los islamistas condenados por el 11-M, pero el autor de la investigación, el perito Manuel Escribano, además de que se trataba de ácido bórico, un insecticida y desinfectante, incluyó en su informe que esa sustancia apareció en 2001 en la casa de un etarra. Sus jefes le ordenaron que quitara esa referencia por ser "acientífica", pero se negó y fueron ellos los que redactaron el informe sin la referencia a ETA. Gallego imputó a estos últimos por falsedad, y El Mundo aprovechó el proceso para acusar a Interior de ocultar lazos entre ETA y el 11-M. Hasta que la Audiencia desmontó la investigación de la juez. En la sentencia se decía que el informe de Escribano buscaba precisamente esos titulares.