Málaga afronta la amenaza de cortes de agua tras cuatro años de sequía
La ciudad, con recursos para seis meses, entrará en máxima alerta en octubre
La provincia de Málaga necesita un nuevo "milagro del 11 de noviembre". En esa fecha de 1995, los cielos, invariablemente azules durante los cuatro años anteriores, se cerraron y descargaron agua durante 40 días consecutivos sobre la provincia. Las lluvias llegaron un minuto antes de que "la sequía más importante de la historia" secara completamente los grifos malagueños.
Los grandes consumidores serán los primeros en sufrir restricciones
El verano de 1995, la capital sufrió restricciones de 12 horas diarias; y Marbella, de 17 horas. El pantano de la Viñuela, el más grande de la provincia, en la Axarquía, sólo tenía 5 hectómetros cúbicos y de él apenas si se podía extraer barro. Sin embargo, ese 11 de noviembre cambió el ciclo y la sequía de 1995 pasó al capítulo de los malos recuerdos.
Trece años después, Málaga vuelve a mirar al cielo con angustia. Desde 2005, las precipitaciones han sido un 50% inferiores a la media, y los pantanos están exhaustos pese a las limitaciones al consumo impuestas por el Decreto de Sequía de 2005, elaborado por la Cuenca Mediterránea Andaluza. La situación es de tal gravedad que la empresa municipal de aguas de Málaga (Emasa) solicitará el próximo día 26 el paso al máximo nivel de alerta contemplado en el plan de emergencia municipal. Esto supondrá comenzar con las restricciones si durante el otoño no llueve.
"Tenemos esperanza de que en otoño llueva, pero hay que empezar a planificar ya, porque si no lloviera sólo disponemos de recursos para seis meses para el uso doméstico, comercial e industrial", afirma José Luis Rodríguez, director gerente de Emasa. Los primeros cortes llegarían en enero, y afectarían en primer lugar a los grandes consumidores, como industrias y centros escolares, especialmente en horario nocturno. Las restricciones se ampliarían posteriormente a hogares y a pequeños consumidores.
Rodríguez considera que el decreto de sequía "ha funcionado muy bien, y gracias a él Málaga dispone de agua ahora", pero reclama nuevas infraestructuras "para aumentar los recursos disponibles" de la ciudad, que tiene 561.000 habitantes censados. "Es poco políticamente correcto decirlo, pero es necesaria una conducción entre el río Guadiaro y Málaga. Son 60 kilómetros de tubería, pero la mitad, desde el Río Verde hasta Málaga, ya está construida, y permitiría traer 60 hectómetros cúbicos anuales a un precio 16 veces inferior al del agua de una desaladora", asegura. Además, pide a la Junta que permita a Emasa extraer agua de unos pozos en la ribera del Guadalhorce.
También es grave la situación de la Axarquía. En la comarca oriental malagueña numerosos pueblos tienen problemas de abastecimiento y el pantano de la Viñuela sólo tiene 19 hectómetros cúbicos útiles, cuando las necesidades de consumo humano de la zona son de 15 hectómetros anuales.
Sin embargo, los municipios con más dificultades son los que están al norte de la cabecera del pantano y que dependen de sus propias captaciones, como Colmenar, Canillas de Albaida o Sayalonga, afirma el presidente de la mancomunidad de la Axarquía, Jesús Domínguez Palma. La Junta todavía no ha incluido a la comarca en el decreto de sequía "para no dañar la campaña de riego" agrícola a la espera de incorporar agua de acuíferos subterráneos a la red general de abastecimiento.
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