Misterio en Pyongyang
Los rumores sobre la enfermedad de Kim Jong-il complican las negociaciones de desarme nuclear
Corea del Norte, el régimen comunista más cerrado del planeta, vuelve a las andadas del misterio y de la inquietud, sobre todo para sus vecinos del sur. La ausencia de Kim Jong-il en la gran parada militar este mes con motivo del 60º aniversario de la fundación del país asiático ha disparado de nuevo los rumores sobre el quebradizo estado de salud del Querido Líder, de 66 años, al que no se ha visto en público desde el pasado 14 de agosto. Los servicios de inteligencia surcoreanos afirman que el dictador sufrió recientemente un derrame cerebral y que, aunque está vivo, se encuentra semiparalizado. "Malévolas maquinaciones de Occidente", ha respondido Pyongyang.
Sea cierto o no el suceso, la realidad es que la ausencia de Kim coincide con un grave parón en las negociaciones a seis sobre el desarme nuclear norcoreano, en las que, además de los dos países de la península de Corea, participan Estados Unidos, Rusia, China y Japón. El Norte anunció semanas atrás que había decidido frenar el desmantelamiento de la central atómica de Yongbion, al noroeste, amenazando incluso con reconstruirla, irritado por el supuesto incumplimiento de la Administración de Bush de sacar a Corea del Norte de la lista de países terroristas. Pero Pyongyang tampoco ha cumplido con sus deberes, puesto que ni ha dado detallada cuenta de sus programas con uranio enriquecido y con plutonio ni tampoco ha informado de la presunta proliferación de actividades nucleares en Oriente Próximo.
Al no haber avances en las conversaciones no puede haber concreción en el suministro de un millón de toneladas de combustible y ayuda económica y tecnológica prevista en el acuerdo de desarme suscrito en febrero de 2007 en las negociaciones a seis. Todo eso agravará, sin duda, la precaria situación del país, que sufre de nuevo de hambruna a causa de las inundaciones. Abismales son las diferencias económicas entre el Norte (23 millones de habitantes) y el Sur (48 millones): 500 dólares estimados de renta per cápita del primero frente a los 24.800 del segundo. Pero eso no quita para que los norcoreanos sigan gastando ingente dinero en armamento.
La temporal desaparición de Kim Jong-il no hace más que acrecentar el desconocimiento sobre lo que realmente pueda estar ocurriendo en estos momentos en Pyongyang. ¿Quién controla el poder? ¿Quién sucederá a Kim cuando muera?
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