El Valencia se conforma con poco

Acomodaticio y sin apenas aire, el Valencia cazó un empate en Almería como un gran trofeo. Lo consiguió con muy poca cosa. Apenas nada. Un ingenioso pase de Joaquín y un remate cruzado de Villa, que lleva una marcha imparable desde que mejoró su contrato. El resto fue un ejercicio de mediocridad al que el Almería tampoco pudo darle una respuesta contundente. El conjunto de Arconada impuso un ritmo muy alto en la primera parte, lo bajó en la segunda y se encontró con el infalible Villa.

Entre un equipo brioso como el Almería y otro adocenado como el Valencia apareció una pulga supersónica por el costado izquierdo. El diminuto Piatti, de 19 años, abrió una brecha en la defensa valencianista cada vez que cambió de velocidad. Y dejó en evidencia al lateral Miguel. A Piatti se sumó por el otro lado el lateral Bruno, que también burló a Moretti antes de que su centro fuera cabeceado impecablemente por Negredo, colocando el balón justo en la escuadra a que nunca podría haber llegado Renan.

Aunque se supiera que la sombra de Silva iba a ser alargada, la realidad multiplicó las previsiones. Villa, que venía de marcar tres goles con la selección en dos partidos, se sintió un náufrago. Nada por aquí, nada por allá. No llegaban balones de ninguna parte. Para suplir a Silva, Emery pensó en dos soluciones, Joaquín y Mata, que fueron alternándose, sin que ninguno de los dos se acercara a las prestaciones del mediapunta canario.

Emery introdujo a Angulo y en Morientes para revertir el rumbo. El efecto fue inmediato. Villa ya no se sintió tan solo. Lo acompañó en el ataque Morientes, pero también Joaquín, que ocupó su posición natural, la orilla derecha, para recuperar su buen trato con el balón. Su pase con el exterior a la espalda de la defensa lo convirtió en oro Villa.