2.000 personas asisten al funeral por las víctimas de Barajas
Los Reyes presiden en la catedral de la Almudena la ceremonia religiosa
La empinada escalinata próxima al altar de la catedral de la Almudena se convirtió en un gran banco improvisado para más de medio centenar de pilotos, bomberos, policías y miembros de los cuerpos de los servicios de emergencia que ayer quisieron dar aliento durante el funeral de Estado a unos 140 familiares de víctimas del accidente del MD-82 de Spanair que se estrelló el pasado 20 de agosto provocando 154 víctimas. Unas 2.000 personas entre allegados y compañeros de los fallecidos, autoridades y ciudadanos anónimos asistieron al acto religioso presidido por los Reyes.
En un extremo del crucero de la catedral de la Almudena de Madrid, donde se ofició la ceremonia religiosa, también se apiñaban trabajadores sociales, de emergencias, guardias civiles, bomberos, azafatas, personal de tierra de Spanair y de Aena, todos con sus uniformes de trabajo. La única nota de color en el día de recuerdo de la tragedia.
Un dolor mudo se extendía a lo largo de los bancos de la nave central del templo, ocupados por familiares de los fallecidos que no pudieron contener las lágrimas a lo largo del oficio religioso y mantenían un rictus de tristeza inconsolable, que sólo se interrumpió con la entrada en la catedral de los Reyes. Estos recibieron un afectuoso aplauso, que se repitió al abandonar la catedral, cuando se dirigían a las butacas desde donde presidieron la ceremonia. Causó cierta sorpresa que don Juan Carlos y doña Sofía no dieran el pésame a los familiares, y sólo se limitaran a saludarles con leves movimientos de cabeza mientras abandonaban la catedral.
Tras la misa, se produjeron emotivos encuentros entre voluntarios, miembros de los servicios de emergencia y allegados de las víctimas. También se reencontraron aquellos que compartieron los peores momentos de sus vidas en un hotel de Madrid tras la tragedia, mientras esperaban la identificación de los suyos.
La misa fue oficiada por el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, quien se refirió a los "conmovedores testimonios de cómo han padecido su muerte los accidentados". Recordó como uno de los más "ejemplarizantes y emocionantes" el de la madre que entregó su vida para que un miembro de los servicios de rescate salvara la de su hija de 11 años.
A la ceremonia acudieron el presidente José Luis Rodríguez Zapatero; el líder del PP, Mariano Rajoy, miembros del Gobierno y dirigentes de partidos políticos así como representantes de las altas instituciones del Estado, presidentes de autonomías y diplomáticos extranjeros. También asistieron los máximos responsables de Spanair y representantes de SAS, propietaria de la aerolínea española.
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