Rojo cree "irresponsable" que BBK y Kutxa arriesguen el modelo financiero
El presidente de la Vital y Gerenabarrena defienden un acuerdo a tres bandas
La fusión a dos de las cajas (BBK y Kutxa) quiere avanzar deprisa, pero correr rápido tiene sus riesgos. Ambas entidades y el PNV pretenden completar la primera parte del recorrido antes de finales de octubre. La tesis oficial es que el PSE-EE supone un freno a la integración y que la Vital podrá sumarse más tarde si no lo hace ahora. Pero la doctrina oficial tiene agujeros, y ayer, en Vitoria, se hicieron evidentes. El presidente de Caja Vital, Gregorio Rojo, que repite en el cargo gracias a un acuerdo del PSE con el PNV, quiso dejar claras dos cosas: es partidario de la integración a tres, y su postura no ha cambiado, se necesita consenso. El presidente del PNV de Álava y vicepresidente de la Vital, Iñaki Gerenabarrena, coincide parcialmente con Rojo. Sólo quiere la fusión a tres, pero entiende que la BBK y la Kutxa se hayan cansado de esperar y pone una condición a una entrada ahora o en el futuro de la Vital: la reforma de la Ley de Cajas para que los territorios queden mejor representados.
La caja alavesa no irá "de monaguillo" en una operación de las otras dos firmas
La integración de las cajas no fue posible siquiera cuando el PNV gobernaba en las tres diputaciones y los ayuntamientos de las tres capitales. Siempre ha encallado. Además de mostrarse dolido, que no decepcionado con sus colegas de las otras cajas, Rojo aseguró que es "irresponsable" realizar una fusión a dos, porque rompería de facto el "modelo financiero del país". Dejó claro que la "absorción" no responde a intereses empresariales y advirtió que no va a ir "de monaguillo" en una operación pactada a sus espaldas por las otras dos cajas.
Rojo, uno de los padres del proyecto de integración que se gestó en 2005 junto al presidente de BBK, Xabier de Irala, y al ex presidente de Kutxa Carlos Etxepare, se aferra a lo acordado entonces. Asegura que se ha mantenido firme en sus compromisos, pese a que Vital ha tenido ofertas de integración con terceros. Y se pregunta qué ha cambiado desde octubre de 2007 en que los presidentes, según decía el comunicado que firmaron entonces, aplazaron la integración ante el escenario de "incertidumbre política" que se había abierto tras la presentación de la hoja de ruta del lehendakari Ibarretxe. La iniciativa soberanista de la consulta sigue sobre la mesa y la legislatura que la engendró está a punto de terminar. Para Rojo, quienes se han movido fuera de los acuerdos entre cajas, para ir por libre, son los otros presidentes. Su objetivo es que el debate se reconduzca para poder impulsar "con consenso" la integración a tres, según los equilibrios territoriales y de pluralidad pactados en 2005 para los órganos de gobierno, lo que implica una reforma de la Ley de Cajas.
En este aspecto está Gerenabarrena de acuerdo, aunque su partido no presentará una propuesta para reformar dicha ley con la excusa de que los socialistas no la van a apoyar. Esta disyuntiva hace imposible cumplir sus deseos de que el Vital se sume al proceso. Tampoco cree que BBK y Kutxa deban esperar, porque observa que nunca es un buen momento "electoral" para el PSE.
La izquierda abertzale sostiene que una fusión de BBK y Kutxa obedece a los "intereses partidistas" del PNV para afianzar su poder y no atiende a una"perspectiva nacional y social".
A nadie le interesa quedarse solo
En toda la polémica por el futuro de las cajas, sólo una voz ha surgido en Álava alabando la conveniencia de que la Vital se quede sola. Con firmeza mantiene esta posición el líder del PP alavés, Javier de Andrés. El resto coincide en lo buena que resultaría la integración de las tres entidades. El problema está en los matices. La candidatura Plataforma por la Pluralidad llevó el pasado febrero a Gregorio Rojo de nuevo a la presidencia de la entidad, tras situar al frente de la plancha a Juan José Azurmendi, presidente de la patronal provincial, el SEA. Este movimiento fue muy criticado y no tuvo los resultados esperados por los propios socialistas. Logró un 12,31% de los votos frnte al 35,36% de la lista impulsada por el PP. Aún así, Rojo logró auparse de nuevo al sillón de mando de la caja con el apoyo nacionalista.
Detrás de tanto equilibrio estaba el intento de impulsar la fusión. Azurmendi, un hombre nacionalista, resultaba una pieza clave en la estrategia transversal de Rojo. Entonces, el PNV no entendió la postura del presidente de los empresarios alaveses y ahora hay entre los no nacionalistas quienes creen que se ha separado de las tesis de Rojo. No parece que haya cambiado mucho. Ha pedido una fusión a tres bandas. Desde una lectura nacionalista ello implica separarse del proyecto socialista, pero desde la óptica de Rojo no es sino buscar el mismo objetivo. El anuncio de integrar a BBK y Kutxa supone para muchos un intento nacionalista de forzar al límite al PSE para que apueste por la entrada de la Vital en el proyecto. En caso contrario, los socialistas se convertirán en los titulares del bloqueo.
Más allá de los matices, nadie en Álava ve peligrar el futuro de la Vital. Si la agencia de valoración de riesgos Moody's calificaba ayer bien a BBK, la situación de la Vital es similar. Ni Rojo ni su vicepresidente y líder del PNV alavés, Iñaki Gerenabarrena, creen que no estar en la fusión implique un riesgo futuro.
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