La tos asfixia a Almirall

Las farmacéuticas son compañías de gran atractivo en Bolsa (el envejecimiento de la población y la mayor esperanza de vida juegan a su favor), pero al mismo tiempo llevan aparejados importantes riesgos. Entre ellos se encuentra la posibilidad de que sus productos (que requieren fuertes inversiones) no alcancen el potencial que se preveía en un principio o que las autoridades sanitarias se demoren en dar la luz verde para su salida al mercado.

Los inversores españoles ya han comprobado ambas caras de la moneda con Zeltia y su compuesto antitumoral Yondelis. Las noticias acerca de la comercialización del fármaco y los rumores acerca de posibles ofertas de compra han convertido a la compañía gallega en una de las presas favoritas de los especuladores.

Una situación similar a la de Zeltia la han vivido esta semana los títulos de Laboratorios Almirall. El martes pasado la cotización se disparaba en la apertura de la sesión impulsada por el rumor acerca de una posible opa de un fondo de inversión holandés. A pesar de que la compañía desmintiera a la CNMV haber recibido "oferta alguna" las acciones terminaron la jornada con una subida del 5,5% y con un volumen de contratación mucho mayor al habitual.

De esta situación de euforia las acciones de la compañía pasaron a la depresión más profunda 24 horas después. Almirall comunicó el miércoles los resultados de los estudios de Fase III de su fármaco Bromuro de aclidinio, un broncodilatador destinado a los pacientes de Epoc (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), una dolencia que sufren 210 millones de personas, en su mayoría fumadores.

Pese a confirmar los efectos del broncodilatador, elaborado junto a la estadounidense Forest Laboratories, los directivos de Almirall reconocieron que éstos "han sido menor de lo observado en los estudios previos". Tras conocer los detalles del estudio el mercado castigó de forma inmisericorde a la empresa en Bolsa. Ese día perdió un 42% de su valor y la caída semanal asciende al 40%.

Los expertos de Citigroup consideran que "en el mejor de los casos" la comercialización del medicamento se retrasará entre tres y cuatro años. "Aunque ha cumplido con los requisitos de las pruebas, el beneficio del fármaco frente al placebo significa que su perfil no será competitivo ni incluso clínicamente relevante".

El informe del banco de inversión estadounidense destaca que en el escenario más optimista el medicamento tendrá que volver a la fase II de la investigación, y en el peor el desarrollo del mismo será interrumpido. "Con los datos que tenemos, creemos que la segunda de las opciones es ahora mismo la más probable". La compañía ha manifestado que en el próximo mes comunicará qué pasos dará acerca del futuro de su fármaco.

Tras restar por completo la posible aportación del bromuro de aclidinio a la valoración de Almirall, Citigroup ha rebajado el precio objetivo del valor a 6,5 euros desde 15 euros por acción. También ha empeorado su recomendación que pasa de mantener a vender. Otro banco de inversión que ha reaccionado ante la noticia ha sido Merrill Lynch, que ha rebajado su consejo de neutral a infraponderar así como su precio objetivo (de 14 euros a 10 euros por título).

Almirall ha vendido sus derechos comerciales del bromuro en EE UU a Forest Laboratories, con la que desarrolla el compuesto, manteniendo por su parte los derechos en el resto de países. La comercialización del medicamento estaba prevista para 2010. Citi estimaba antes de conocer los detalles de la evolución de sus estudios que su comercialización aportaría a la empresa una facturación de 1.600 millones de euros en 2015.

Almirall se estrenó en el parqué con un precio de 14 euros por acción. El principal accionista de la compañía es la familia Gallardo, con el 61% del capital. En la última semana el valor de su participación en Almirall ha descendido en 580 millones de euros.