_
_
_
_
Crónica:VUELTA 2008 | 7ª etapa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Contador avisa a Valverde

El líder del Astana se limita a distanciar al murciano en una etapa ganada por Ballan tras 200 kilómetros de escapada

Mientras los ciclistas subían, los tardíos, y bajaban, los más tempraneros (un decir llegando a las seis de la tarde), Alessandro Ballan salía y salía al podio. Ahora le besaba una rubia, ahora una morena. Los flashes fotográficos le buscaban el gesto (un imposible ante su rostro impenetrable). Salía y recogía el ramo de ganador de la etapa. Entraba a la cabina, lo dejaba y volvía a salir para enfundarse el maillot oro de la general, de líder insospechado, increíble, meritorio. Le volvían a besar y se volvía a esconder. Y salía otra vez a enfundarse el jersey de líder de la montaña. Y vuelta a empezar con el de la combinada. Tanto entró y salió que, al final, se quedó solo. Se fueron las azafatas y el ciclista italiano se las vio para recoger del suelo las flores, la botella de champaña y los demás regalos.

Más información
Diario de la tarde

¿Y por qué se vio en ésas Ballan, un gregario del Lampre ajeno a las contiendas de los líderes de la Vuelta? Porque la etapa más temida, la más larga, la de las dos subidas a La Rabassa, metió el miedo en el cuerpo a los galgos de la carrera. Cuando se levantaron en Barbastro, ya les entró un escalofrío: llovía y la temperatura era de 17 grados (20 menos, por ejemplo, que en Córdoba). Kilómetros, montaña, lluvia, frío -en La Rabassa apenas se superaban los siete grados-. Mejor otro día, debieron de pensar Alberto Contador, Alejandro Valverde, Carlos Sastre y compañía.

Como todos dimitieron, otros se lanzaron a la aventura. Se lanzó el Euskaltel con Landaluze haciendo la goma al final y sucumbiendo al reloj. Y se lanzó el Rabobank con Meersman y Ardila. Y el Caisse d'Épargne con Zandio. Y aventureros particulares como Ballan y De Maar. Aquello tenía buena pinta. Equipos transmitiendo sensaciones de batalla y corredores empeñados en pasar a la historia. Y el pelotón, dejando hacer, hasta 11 minutos, en espera de que las cuestas finales hicieran su trabajo.

Lluvia, kilómetros y dos puertos previos poco exigentes no tentaban a ninguno de los favoritos, congelados, atrapados en la niebla y la lluvia, con más ganas de acabar que de acabar primeros. Lo dijo Bruyneel, el director del Astana: "Lo mejor es que salvamos un día difícil". Es decir, el Astana, el favorito, el que tiene al ciclista más en forma, Contador, el que tiene la amenaza más creíble, Leipheimer, y quizás el mejor nueve de la carrera, se conformaba con haber salido indemne de una etapa mediatizada por el cambio climatológico de la Vuelta. El resto pensó lo mismo o no pudo hacer más. Todo el trabajo del Euskaltel no lo pudo rematar Igor Antón, limitado a llegar con lo mejores. Ni Gessink, el del Rabobank, aún anónimo en la carrera.

Sólo Contador adelantó la nariz y siguió a pies juntillas el mandato de Valverde. "Las bonificaciones merecen más la pena que un ataque en la montaña", dijo el murciano cuando se puso de líder. Y a por ella se fue Contador (ocho segunditos más no era mal botín), cuando ya Ballan se secaba el sudor, para demostrar que es el más fuerte y para dejar a Valverde maltrecho, a Sastre en su papel (yo sigo y sigo) y a Antón pensando que hoy será otro día. Entre medias, Mosquera puso la sal a la ensalada. Una sal a ciegas. "Nunca supe cómo iba la carrera", reconocía, perdido entre la niebla y sin saber quién caía y quién saltaba. Fue segundo y quizás el dinamizador de que el pelotón se moviese en el último kilómetro.

Pocas cosas claras, pero algunas evidentes. De los tres favoritos, se trastabilló Valverde, quizá el más débil; se mostró Contador, quizá el más fuerte, y aguantó Sastre, el más calculador. Lo demás fue cosa de Ballan, escapado desde el kilómetro 18, un tipo duro empeñado en ganar y el que mejor leyó el parte meteorológico-deportivo. Ya tiene la maleta llena de maillots. Ya es líder de la Vuelta. Y de la montaña. Y de la combinada. Todo, en seis horas de sufrimiento.

Hoy, la cita es en Pla de Beret, pero la sensación es que la estrategia seguirá imperando en espera del Angliru y, quizá, de la cronoescalada a Navacerrada. El más gráfico fue Valverde. ¿Qué te ha pasado [55 segundos perdidos con Contador más la bonificación]?. "Que he llegado apajarao". Pues eso.

Alessandro Ballan celebra su victoria.
Alessandro Ballan celebra su victoria.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_