Instinto de supervivencia
El creador de 'Los Sims' lleva su sueño de crear vida hasta el límite que le permite la tecnología
A Will Wright le gusta jugar a ser Dios y no teme pillarse los dedos, pues es un ateo declarado. Spore es la culminación virtual de su gran sueño: colonizar el espacio. El juego, por llamarlo de alguna forma, propone crear vida y especies en todo un universo. Ahí es nada.
Maxis se apoya en la teoría de Panspermia para lanzar una primera semilla de vida a un planeta aún inerte, pero donde se dan las condiciones para que ésta prospere. El jugador se verá convertido en un ser unicelular en un medio fluido en el que deberá desarrollarse. Dependiendo de lo que haga y coma, evolucionará en una u otra dirección. Si se mueve mucho usará lo ingerido para que le aparezcan extremidades, si se alimenta de cosas duras necesitará desarrollar mandíbulas y así sucesivamente. Otras células competirán por el espacio y el alimento, por lo que podrá enfrentarse a ellos o colaborar en un modo de asociación recíproca, lo que dará origen a seres pluricelulares. La fase culmina cuando los nuevos seres son capaces de salir del agua y andar por tierra firme.
Spore
Desarrolla: Maxis
Distribuye: Electronic Arts
Plataforma: Windows, Nintendo DS, móvil
Género: Simulación
Edad: Todos los públicos
Precio: 47 euros para PC ; 37
para Nintendo DS
Sitio: www.spore.com
Nota 1 a 5: 5
El siguiente paso en la evolución de la especie conlleva manejar a seres más grandes, que podrían ser considerados animales. De nuevo, la necesidad será el motor que dirija el camino evolutivo. Si hay que comer frutos de la copa de los árboles, habrá que desarrollar un cuello estilo jirafa; si hay que pelear, nada mejor que una buena cornamenta; y si hay que aparearse, hay que lucir bonitas plumas y colores. Todo este proceso se realiza mediante un editor de criaturas en el que aparecen, a modo de ítems, todas las partes que se han ingerido.
Las criaturas más sabias se organizarán socialmente en forma de tribus; pasarán de ser nómadas a sedentarias y fundarán poblados. Desde éstos podrán salir expediciones para descubrir otras partes del planeta y otras especies que hayan podido seguir un proceso evolutivo distinto. Si se dispone de conexión a Internet, se encontrarán las especies que hayan creado otros jugadores en su ordenador, con aspectos totalmente impredecibles y comportamientos igualmente sorprendentes. Llegados a este punto, aparece un completo editor de edificios y ciudades que facilita una transición hacia el desarrollo e incluso a la industrialización de la sociedad.
Aquí es donde Spore da la primera sorpresa: cuando la especie creada desde una célula es capaz de dar el salto a otros planetas del sistema solar para colonizarlos. Cada astro dispone de características únicas y la interacción con su atmósfera, si es que la tiene, y sus habitantes, en cualquiera de sus fases evolutivas, son como un experimento con el que Darwin disfrutaría.
De estas exploraciones dependerá que la nueva especie vaya más allá de donde ha llegado el ser humano y sea capaz de salir del sistema solar para visitar los otros sistemas de la misma galaxia. Se podrá ir de un sistema solar a otro y visitar cada uno de los planetas. Parece grande, pues espere a leer esto: en un estado de evolución tecnológica superior se puede viajar por todo el Universo. Un Universo repleto de galaxias, con decenas de sistemas solares y cientos de planetas poblados por millones de especies creadas por millones de jugadores, y todo alojado en un metacerebro llamado Internet.
Se ha dejado a un lado la interpretación fotorealista de sus mundos para mostrar un aspecto más sencillo, pero también más efectivo. Se trata de una limitación impuesta por los ordenadores actuales, en los que no cabría todo esto con tanto detalle. Pero no tiene la mínima importancia, pues es tal la originalidad que Spore es igualmente divertido en sus versiones para Nintendo DS e incluso para teléfonos móviles, ya que lo importante es el concepto y no el acabado visual.
Un editor de criaturas
Es habitual que antes de lanzar un juego aparezca una versión de demostración limitada para poder probar lo que será el producto final antes de comprarlo. Dado que esto es imposible con Spore, Maxis ha optado por lanzar gratuitamente y de forma independiente el editor de criaturas.
La comunidad lo acogió con los brazos abiertos cuando se lanzó en junio. De hecho la Sporepedia ya cuenta con más de dos millones de especies creadas, más de las que hay registradas en la Tierra. El editor pone a disposición de la gente cuerpos, ojos, brazos, antenas, alas, aletas, pies, garras y todo tipo de extremidades para dar vida a las más extravagantes criaturas.
Cada parte se puede variar en color y tamaño. Internamente se utiliza tecnología procedural para la generación de los gráficos heredada directamente de la demoscene. Esto es, todo se genera por código y no hay apenas nada prediseñado. Quizás lo más curioso es que se haga como se haga, las criaturas andan, con una o 16 patas, de forma "lógica".
Pero igual como de pequeños lo primero que hicimos al tener un diccionario fue buscar un taco, algunos de los probadores decidieron dar formas fálicas, de bustos o de multi-vulva a sus criaturas, hecho que obligó a Electronic Arts a tomar cartas en el asunto, avisando a los usuarios de mentes calenturientas y retirando las criaturas de Internet.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.