Benicio del Toro pasea al 'Che' por Madrid
Abandona el uniforme militar por una imagen más rockera
Las gafas Ray-Ban que llevaba en la cabeza (aunque estuviera toda la mañana metido en una sala de hotel atendiendo a los periodistas) presagiaban que si la luz del día se filtraba más de lo necesario, Benicio del Toro iba a pasarlo mal. Llegó el lunes a Madrid y ayer le tocaba sumergirse en la enloquecida promoción de la película Che: el argentino (él es el Che), de Steven Soderbergh, que se estrena el viernes en España.
"fue una persona coherente, pero no tengo interés en glorificarle"
"El Che era una persona muy coherente, se aprecia en sus diarios de Bolivia que aconsejo lean. Ahí se ve que, a pesar de los mosquitos, el calor y la lluvia, se mantenía firme, pero no tengo interés de glorificar al Che". Por más que se le preguntó de mil maneras posibles si tiene idealizado al mito guerrillero, Del Toro negaba y respondía lo mismo. "Hay que verlo como un producto de los años sesenta y creo que los que llevan llaveros y camisetas con su imagen entienden que fue un hombre que nunca abandonó sus principios y uno de ellos era defender a los débiles. No era un criminal de guerra pero fue asesinado como si lo fuera; de hombre lobo tiene poco".
¿Sufrió con su interpretación, que le costó seis años largos darle forma? "Estaba cubierto de miedo por la responsabilidad". Pero muchas personas le echaron una mano, recuerda, y la viuda del Che, Aleida March, le dio uno de los mejores consejos: 'No me importa que te parezcas más o menos a él, lo importante es que como actor entiendas sus por qués, su esencia'. Y eso es un buen consejo para un intérprete", cuenta Del Toro, porque según este actor con un Oscar por Traffic, "si al actuar te pones rígido, te ahogas; para sobrevivir a este tipo de rodajes tienes que ser muy flexible y es mejor reaccionar que actuar. Pero sí, varias veces me pregunté qué hacía allí metido".
El negro era ayer el color de su ropa, sólo roto por un pedazo de anillo muy rockero y unas serigrafías blancas en la camiseta. Cuando se le dice que una de ellas es Don Quijote, rápidamente y con una media sonrisa que luce a menudo, se abre la chaqueta y avisa: "También está la de Sancho Panza, ¿eh?, no se olviden de él".
Y una estrella de Hollywood como usted, ¿qué ha aprendido de un personaje como el Che?, le pregunta una periodista. Y él, serio, con una mirada intensa que se escapa de unos ojos casi siempre entreabiertos, responde con ese deje cadencioso de puertorriqueño: "Que nunca hay que darse por vencido".
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