La inactividad se impone en los mercados

Los inversores europeos eludieron la toma de decisiones en esta última sesión, concentrando todos sus esfuerzos en frenar la andanada vendedora con que empezó el día.

El Ibex 35 cedió al cierre el 0,12%, para quedar ligeramente por debajo de los 11.700 puntos, aunque llegó a perder el 1,09% poco después de la apertura, lo que suponía caer otra vez por debajo de los 11.600 puntos y decir adiós a los esfuerzos de los últimos días.

No obstante, la festividad en Estados Unidos fue determinante a la hora de rehacer posiciones, pues el papel se agotó pronto y compradores y vendedores llegaron a una situación de equilibrio de una forma casi natural. Una hora antes del cierre, el Ibex 35 subía 0,32 puntos, pero tampoco había argumentos a favor de nuevos avances, al menos en tanto se cuente con todas las fuerzas del mercado en condiciones de intervenir en cualquier proceso.

La jornada tampoco contó con datos económicos de interés en los que apoyar cualquier decisión, lo que provocó el descenso del volumen negociado en el Mercado Continuo hasta el nivel más bajo del año. En total se negociaron 1.503,26 millones de euros, de los que 1.414,65 millones procedían de las operaciones del mercado abierto. Algunos observadores destacaban la casi total ausencia de operaciones corporativas o de grandes clientes. Esto encuentra cierta lógica en el hecho de que agosto ha sido un mes razonablemente tranquilo y los gestores se han encontrado los precios casi al mismo nivel en que los dejaron, lo que puede retardar la reordenación de carteras ante esta fase final del ejercicio.

El mercado del petróleo aportó la sorpresa del día a los inversores, al caer por debajo de los 110 dólares el precio del barril en el mercado de Londres, y ello a pesar de que no hay actividad petrolera en el golfo de México.

La posibilidad de que el esperado descenso del consumo, como consecuencia de la crisis económica, mantenga los precios en torno a estos niveles es la mejor noticia macro que pueden desear los inversores. Si la inflación empieza a controlarse, el BCE podría suavizar su política monetaria y ello ayudaría a cerrar la crisis un poco antes de lo previsto.