LOS TAQUILLAZOS DE 2009, A EXAMEN
En un verano donde arrasan los superhéroes (El caballero oscuro supera todos los récords de taquilla e Iron man va camino de recaudar 400 millones de dólares), no es de extrañar que para buscar los próximos éxitos todas las miradas apuntaran a la pasada Comic Con (la convención internacional de cómic de San Diego). Desde 1970, durante cuatro días, conferencias, presentaciones y ventas reúnen a más de 125.000 personas que llenan el recinto.
Como asegura McG, director de Terminator: salvation, "la Comic Con es donde enseñas tu película al público enterado, y si te lo montas bien es de lo más agradecido". Aunque puede ir mal. "Entonces da miedo, porque los comentarios van directos a Internet", recuerda la productora Lauren Shuler Donner, que este año defiende la cuarta entrega de los X-Men, Wolverine. Robert Friedman, presidente de Summit Entertainment, asegura que la Comic Con se ha transformado en sus 39 años de historia en la mejor lanzadera de los taquillazos que vienen. "Cuenta con una gran audiencia de aficionados con un apetito insaciable y un ojo que sabe discernir. Amantes del cine que si les gusta lo que ven lo proclaman a los cuatro vientos", afirma quien está al frente de la compañía que ha hecho posible Twilight, la película de vampiros basada en una serie de novelas que ha vendido 5,5 millones de copias.
El poder de la Comic Con es cada vez más palpable ahora que Hollywood se ha dado cuenta de que el público de la convención, frikis por lo general, varones entre los 18 y los 30 años y con dinero para gastar, es el mismo que llena los cines.
Pero existen otros elementos que definen un taquillazo en ciernes. Por ejemplo, la honestidad. Como recuerda Guillermo del Toro, estas películas cuentan cada vez más con gente detrás a la que le importa el material. "No puedes hacerles tragar ruedas de molino", añade el guionista Tom DeSanto. Se necesitan buenas historias (Watchmen, The Spirit o Twilight, basadas todas ellas en piedras de toque del cómic o la literatura actual) o estrellas (Christian Bale, en Terminator: salvation; Hugh Jackman, en Wolverine, y Keanu Reeves en The day the earth stood still). "Ya no es cine de palomitas. Son buenos filmes que hablan de temas serios para gente con criterio", aclara Zac Snyder, director de Watchmen.
Claro que el camino hasta superar los más de 1.800 millones de dólares de Titanic aún queda lejos. "Incluso hoy nadie sabe muy bien el porqué, y por eso no se habla tanto de ello", resume el comentarista Mark Harris de un taquillazo imposible de diseccionar. Los cinco filmes que aquí se presentan aspiran a lograrlo.
'WATCHMEN'. EL 'MOBY DICK' DEL CÓMIC
La adaptación más deseada, pero también la más temida, ha caído en manos de Zac Snyder, director de 300. Cuentan que la cosa promete.
Es el cómic que les gusta incluso a quienes no leen cómics, la historieta más subversiva e inteligente jamás publicada, una historia de superhéroes que hasta los que tachan los tebeos de lectura para niños descerebrados consideran una joya literaria. Y ahora es la película más esperada del año, una producción de 100 millones de dólares que no se ha dejado a nadie fuera. Dr. Manhattan, Rorschach, Ozymandias, Buho Nocturno, Espectro de Seda y El Comediante forman una liga de superhéroes no tan heroicos, y mucho menos conocidos, salidos de la retorcida mente de Alan Moore y de la funcional pluma de Dave Gibbons, a los que el realizador Zac Snyder, creador de 300, les ha dado carne, hueso y vida. Ha costado más de 20 años, porque por mucho que ahora Hollywood se dé palmaditas en la espalda felicitándose por llevar a la pantalla unos superhéroes más humanos, intelectuales y torturados que esos hombres con esquijama de antaño, el mundo del cómic ya llevaba décadas haciéndolo. "Pero se trata del momento perfecto", insiste Snyder, un enamorado de esta novela gráfica que se publicó como miniserie de 12 entregas en 1986, y que trata como su biblia. Muchos lo intentaron antes. Desde Terry Gilliam, a Darren Aronofsky o Paul Greengrass (el que más cerca estuvo). "Guillermo del Toro también quiso probar, pero le dije que no lo hiciera. Que tiene un estilo muy propio y este libro habla por sí mismo", asegura Mike Mignola, el creador de Hellboy, y otro de los enamorados de esta saga que transcurre en 1985, pero en una realidad paralela motivada por la existencia de estos maniacos enmascarados. Richard Nixon disfruta de su quinto mandato como presidente (entre otras cosas, por la popularidad que le reportó haber vencido en la guerra de Vietnam, gracias a la intervención del poderoso Dr. Manhattan), pero donde los superhéroes han sido prohibidos. Snyder ha mantenido el espíritu de los ochenta y a Nixon. "Trasladar la historia a un mundo más contemporáneo sería muy sencillo , pero mola más ver un filme que te haga pensar en lugar de dártelo mascado. Eso es el cómic". Moore se ha desvinculado del proyecto hasta tal punto que ha renunciado a su porcentaje y ha retirado su nombre de los créditos. Pero, como asegura Gibbons, dibujante de Watchmen, en referencia "al elefante que está en la habitación", su deseo sería que Moore "sintiera lo mismo que yo, porque mi experiencia es estupenda. Mi único temor es despertar tras haberme sentado en la nave, paseado por nuestro Manhattan o darle una palmada en la espalda a estos héroes", asegura, nostálgico de una película que lleva su huella: esa G de Gibbons que aparece como una pintada.
¿Qué falta? Lo que no quepa. El primer montaje era una versión de tres horas, que en la definitiva se convertirá en dos horas y 25 minutos.
¿Qué se espera? Todo, después de que los 125.000 asistentes a la Comic Con rindieron tributo al Owlship, la nave de Buho Nocturno, de tamaño real en el recinto.
¿Qué se dice? "Es una experiencia religiosa", asegura Kevin Smith, director de Clerks, envidioso.
Factor blockbuster. Algo gordo se espera cuando el presidente de Warner, Alan Horn, no se perdió la presentación de Watchmen pese a destacar en un mar de frikis.
'TERMINATOR: SALVATION'. CUARTAS PARTES NUNCA FUERON BASTANTE
Después del fiasco de la tercera parte, y tras abrir caminos narrativos diferentes con una serie de televisión, Christian Bale es el gran reclamo de la franquicia que hizo de Schwarzenegger quién hoy es.
"Si nos salvaste en otro futuro, nos podrás salvar en éste", le dice uno de las protagonistas de Terminator: salvation, a Christian Bale, el nuevo John Connor. Es lo mismo que sienten los productores de esta cinta de 200 millones de dólares de presupuesto dispuesta a reiniciar una franquicia que era popular y millonaria, al menos hasta que llegó la tercera entrega. De hecho, McG, director de la nueva entrega, habla siempre de las dos primeras partes como esos títulos que quiere honrar. "Tenía que defender la mitología de las dos primeras. Adoro a Jim (Cameron), y no lo hubiera hecho de otra manera", asegura el realizador. Para ello recurrió a la técnica del director. "Como hizo con el Alien de Ridley Scott, continuando un filme de terror con uno de aventuras", él ha querido hacer de Terminator: salvation un filme de guerra, con una apariencia más táctil, más cercana a los tanques rusos roñosos y pesados de la Segunda Guerra Mundial. "Un mundo donde el juicio final ya ha tenido lugar y vemos cómo se forma Skynet y cómo sus máquinas quieren acabar con las últimas formas de vida humana", explica de un filme que en su opinión cada vez tiene menos de ciencia-ficción. Si Bale es la tabla de salvación de la película, Sam Worthington es el peso pesado, "el Mel Gibson o Russell Crowe" de esta generación que guarda el secreto de la cinta y del que depende el futuro de la humanidad. Un secreto más conocido es que Claire Danes rechazó la oferta de volver a trabajar en la saga, papel que acabó en manos de Bryce Dallas Howard. Y menos comentado, que McG también buscó la bendición del fallecido Stan Winston (a quien dedicará la película) y de Arnold Schwarzenegger antes de aceptar la oferta de dirigir. Claro que lo único que le pidió el gobernador de California, que rodara en este Estado, cayó en oídos sordos.
¿Qué falta? ¿Un Terminator sin Terminator? Imposible, pero McG, el director, no suelta prenda.
¿Qué se dice? Que la presentación de la serie para televisión, The Sarah Connor chronicles, basada en Terminator, impresionó más.
Factor blockbuster. Christian Bale. Si funcionó para Batman, ¿por qué no para Terminator?
'TWILIGHT'. UN HARRY POTTER CON COLMILLOS
Es la Entrevista con el vampiro de la nueva generación. Una novela de bellos vampiros modernos y amor adolescente en la América profunda que vendió 5,5 millones de copias.
Ríos de sangre corren por las venas de esta película, que en la pasada Comic Con de San Diego convirtió la mayor concentración de varones con granos del mundo en una ensordecedora convención de mujeres en celo. Dirigida a un público más parecido al de los conciertos de Miley Cyrus que a los fans de Iron man o El caballero oscuro, esta película habla de millones desde sus orígenes: 5,5 millones de ejemplares vendidos en Estados Unidos del primer volumen de las novelas de Stephenie Meyer (editado en España por Alfaguara como Crepúsculo), escritora mormona ya bautizada como la J. K. Rowling de los vampiros gracias a una saga que tiene encandiladas a todas las mujeres, de los 12 a los 70 años, con la historia de la joven Bella, una adolescente de 17 años con complejo de patito feo y enamorada del misterioso Edward. Ella sueña con su cuerpo; él, con su sangre. Pasión y peligro en esta especie de Harry Potter con colmillos, como llaman al fenómeno, y al que el filme de 37 millones de dólares añade unas impresionantes acrobacias aéreas filmadas en los bosques de Oregón (EE UU) que se ganarán a los varones adolescentes, si es que antes no lo hace el atractivo de Kristen Stewart, la protagonista de la cinta. Con mucho más de Buffy que de Nosferatu, la directora Catherine Hardwicke ha decidido volver a sus orígenes dándole un tono muy cercano a su debut en Thirteen. De ahí que seleccionase a sus protagonistas tras probar "su química" en cama, la misma cama en la que ella duerme y que también utilizó para las pruebas de reparto de su primera película. De ahí salió Robert Pattinson (el Cedric muerto de Harry Potter y la orden del fénix), quien puso la cara y sólo tuvo que quitar el acento británico, apuntarse a un gimnasio y apartarse del sol para conseguir esa atractiva palidez que tanto les pone a ellas.
¿Qué falta? Nada de colmillos, condición de la autora para hacer esta película.
¿Qué se espera? Chocolatinas de Godiva de Twilight aprovechando el tirón.
¿Qué se dice? Que los vampiros siempre ponen, desde Nosferatu.
Factor blockbuster. Enorme: el tráiler superó el millón de espectadores en 36 horas en MySpace.
'THE DAY THE EARTH STOOD STILL'. ¿EL 'REMAKE' DEL AÑO?
Keanu Reeves da vida a uno de los iconos de la serie B de los cincuenta: Klaatu, el extraterrestre de Ultimátum a la Tierra.
"Klaatu barada nikto". Este mantra salvó a la Tierra en la primera versión de Ultimátum a la Tierra, la que rodó Robert Wise en 1951. Y las mismas palabras siguen vigentes en esta segunda versión dedicada a esas generaciones para quienes las imágenes se han quedado viejas, pero el contenido sigue vigente. Según los implicados en este remake, son escasas las diferencias más allá de un adecuarse a los tiempos que corren y a la tecnología actual. Si en el original Michael Rennie interpretaba a este inexpresivo alienígena, ahora es Keanu Reeves el que se encarga de un personaje siempre a caballo entre la amenaza y la advertencia de un peligro inminente. De hecho, el productor pensó en Reeves para este papel hace 15 años, pero el remake quedó paralizado hasta hoy. "Un personaje que a veces también era algo tierno y blandengue", añade Reeves. "Y ése no soy yo", recalca el actor acentuando las diferencias entre los dos filmes. Otra diferencia es el tono "menos industrial y más biológico" que el realizador Scott Derrickson ha querido dar a esta nueva versión del filme, rodado en Canadá. "Si vosotros vivís, la Tierra se muere. Si morís, la Tierra vive", dice la película con aires ecológicos. Además, todo es más grande. El papel de Jennifer Connelly como Helen, la mujer que muestra la mejor cara de la humanidad a Klaatu, tiene un mayor peso, y lo mismo ocurre con el tamaño de las imágenes, una cinta de proporciones épicas donde la nave invasora parece un pequeño planeta. Pero el más importante es Gort, el robot con la capacidad de aniquilar el mundo. A pesar de los primeros rumores de que la nueva versión había eliminado al robot sustituyéndolo por otras amenazas menos palpables, como dijo Derrickson, "sin Gort no habría película".
¿Qué falta? Por poco no faltan los protagonistas después de que se derrumbara medio escenario durante la presentación en la Comic Con.
¿Qué se espera? Un final más cercano al libro original que a la película de los cincuenta.
Factor blockbuster. Keanu Reeves, un seguro desde Speed, busca revalidar el éxito de Matrix.
'X MEN ORIGINS: WOLVERINE'. LOBEZNO, ESE HÉROE
Hugh Jackman le debe mucho a Lobezno, el más carismático de los mutantes de la Patrulla X. Y ahora se convierte en el protagonista absoluto del primer spin- off de la saga.
"Sin vosotros no tendría una carrera", gritó Hugh Jackman a los 6.500 seguidores que recibieron como compensación a sus horas de espera el primer día de la Comic Con no sólo las primeras imágenes de X-Men origins: Wolverine, sino la presencia del propio actor, venido a propósito de Australia para besar por donde pisaban. "Sin vosotros no viviríamos esta etapa de películas basadas en cómics", añadió el actor, más excitado que sus seguidores. Las imágenes avalaron sus palabras. Que Jackman es un entregado se sabe, y que los aficionados adoran a Lobezno por encima de cualquier otro de los X-Men también es un hecho. Pero las imágenes dieron fe de la "gran película, llena de acción y con mucha caña" que Jackman les prometió. Persecuciones en moto, camiones militares y helicópteros acompañan a un guión de David Benioff, que en esta ocasión dirige Gavin Hood, con la aquiescencia no sólo del actor australiano (que también es productor), sino del que dio vida a esta saga de mutantes, Bryan Singer. El proyecto, rodado en Australia bajo fuertes medidas de seguridad, narra la historia de Logan (Jackman) y Victor Creed (Liev Schreiber), hermanos de guerra, si no de sangre, que sobreviven su ejecución a cambio de tomar parte en el programa del coronel William Stryker (interpretado de joven por Danny Huston). El rodaje, dicen, fue una competición entre Schreiber y Jackman por ver quién estaba más en forma. Pero mientras Jackman hasta se tiró en plancha del escenario para agradecer al creador de Wolverine, Len Wein, "uno de los mejores cómics nunca escritos, y para un actor, un reto", que el intérprete ha aceptado por cuarta vez, los mejores aplausos de este termómetro de taquillazos que es la Comic Con se los llevaron el resto del equipo.
¿Qué falta? Que llegue el 2 de mayo, día de su estreno.
¿Qué se espera? Un malo, Sabretooth más afilado que el que interpretó Tyler Mane en la primera.
¿Qué se dice? "No me queda ninguna duda", dijo un espectador tras la espera.
Factor blockbuster. Si hasta la tercera entrega de X-Men funcionó
'THE SPIRIT'. LA VUELTA DEL CLÁSICO
Frank Miller pasa definitivamente del cómic al cine con un arriesgado proyecto: traspasar a la pantalla un clásico del tebeo. ¡Y con Paz Vega en el proyecto!
Con Frank Miller el cine descubrió que los cómics son otra cosa. Sin City o 300 son algunas de las obras que llevan su sello. Artísticas, experimentales y, además, una máquina de hacer dinero. Miller, 51 años, también descubrió en estas experiencias que para darle vida a un cómic no siempre se necesita papel y lápiz. "Dibujar cómics es un ejercicio solitario, y el cine es una batalla, siempre rodeado de gente. Pero disfruto igual de ambos medios", confirma quien ahora dirige su primer largometraje en solitario. El material escogido, uno de los clásicos más reverenciados de la historieta, The Spirit, el agente de la policía que vuelve de entre los muertos con su propia agenda, que incluye una amplia cartera de mujeres bonitas. Un personaje que creó Will Eisner en la década de los cuarenta y que ahora da vida Gabriel Match rodeado de bellezas como Eva Mendes, Scarlett Johansson y Paz Vega. Miller quería un machote desconocido como protagonista, "más un Christopher Reeve antes de Superman que un Tom Cruise". Y a Samuel L. Jackson de malo, eso seguro. Las chicas las creó en parte basadas en las mujeres de Eisner, en sus propias fantasías sexuales y en lo que estas bellezas tenían que ofrecerle. Un rodaje de 45 días delante de pantallas verdes en Alburquerque, donde el 3D del estudio Orphanage se hizo cargo de recrear un Nueva York que mezcla el blanco y negro contrastado con grandes explosiones de color. La única pregunta que queda por responder es por qué lo ha hecho, por qué adaptar la obra de su mentor, con el que tenía una más que tensa relación, en lugar de la suya propia. "Porque si no lo hago yo lo hubiera hecho otro", argumenta. "Y porque Eisner está muerto", algo que cita como ventaja.
¿Qué se espera? Un gran libro de storyboards con la versión de Miller.
¿Qué se dice? Poco, porque la respuesta de los asistentes en Comic Con a las primeras imágenes fue fría.
Factor blockbuster. Sin City: 158 millones de dólares de taquilla mundial; 300: 70 millones de dólares en su estreno. The Spirit: suma y sigue.
ASÍ SE CONSIGUE UN 'BLOCKBUSTER'
Están diseñados con un único objetivo: reventar taquillas, pero ¿resultan infalibles? Desgranamos las claves para construir un éxito masivo.
Blockbuster. Término acuñado durante la Segunda Guerra Mundial para identificar unas bombas empleadas por la Royal Air Force (RAF) británica, cuya potencia podía demoler una manzana de edificios entera. El teatro se apropió de la palabra para referirse a montajes de éxito capaces de desertizar las plateas de las salas adyacentes. A partir de los setenta la palabra se filtró en la industria del cine. Hoy, el término ya no es una película con el éxito cumplido, sino toda producción diseñada para obtenerlo.
Presente. Nace dirigido a un gran sector demográfico (preferiblemente adolescente), pero, a ser posible, con alicientes para toda la familia, se difunde con escandaloso número de copias y decide su suerte en su primer fin de semana de exhibición.
El origen. La era blockbuster se fundó con el estreno de Tiburón, de Steven Spielberg, en 1975. Muchos dicen que ahí acabó la promesa del nuevo Hollywood, la posibilidad de un cine adulto y sofisticado amparado por los grandes estudios.
Los padres del asunto. Spielberg y Lucas. Éste último se reservó una jugada maestra al bajar su sueldo como director de La guerra de las galaxias (1977) a cambio de los derechos de merchandising. El blockbuster, a la larga, sería sólo el referente de un negocio tentacular de muñecos, camisetas, videojuegos o cómics que prolongaban la magia (económica).
¿Es posible fabricar un blockbuster? Si hay un director español que lo haya pensado, ése es Santiago Segura. Pero ni él tiene la respuesta: "Si los estudios lo supieran no harían segundas y terceras partes de Piratas del Caribe o Shrek, y se atreverían con algo nuevo. Lo básico es la atracción y la diversión. Efectos especiales, persecuciones, héroes y risas también ayudan. Básicamente, hay que ofrecer evasión y saber responder a la pregunta ¿qué película me podría hacer más feliz como espectador?".
El gran hombre blockbuster. Tom Cruise. Cuentan las malas lenguas que, en la intimidad, le dijo a su entonces esposa, Nicole Kidman: "Sólo deberías hacer
blockbusters". Él sigue fiel a sus principios; ella ha tonteado incluso con Lars von Trier.
Blockbusters que pincharon. La lista
es extensa y, de momento, culmina
con Speed racer. Antes tropezaron, entre otras, Waterworld, El último gran héroe
todo un juego de espejos sobre la cultura
blockbuster, Godzilla (la de Emmerich) y La isla de las cabezas cortadas (que logró puesto de deshonor en el Guinness y hundió a su productora, Carolco Pictures).
La gran mujer blockbuster. Angelina Jolie. Basta con contar las portadas de revistas en la que aparece para obtener la medida de su lucrativo carisma.
Un nuevo término. En los despachos de Hollywood la expresión de moda es tentpole blockbusters, películas que no sólo tienen éxito, sino que triunfan hasta el extremo de sostener por sí solas los beneficios del estudio que las produce.
JORDI COSTA
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