DÍA 28
Continúo dibujando el mapa de mi vida. He llegado a la periferia, donde abro un hueco para colocar la región de las preocupaciones sociales. Mi viejo me echó un día en cara que no tuviera preocupaciones sociales, sabrá él. Pues las pongo aquí, a tomar por culo. Al final está resultando un mapa guapo. Le falta grafismo, pero todo se andará. El hombre invisible me ha preguntado qué hacía y le he dicho que el mapa de mi vida. Tú eres esta región atravesada por un río de mocos y de lágrimas, digo. Creí que se iba a ofender y en lugar de eso ha preguntado por la fauna y por la flora del río, como suena. Le he dicho que se trata de una fauna y de una flora invisibles, como corresponde a la región que lleva su nombre, y se ha quedado satisfecho, o ha hecho como que, porque sabe que no conviene llevarme la contraria.
Lee el día 27 |
Lee el día 29 |
Mi viejo se fuma un peta a media tarde, ya le he cogido el ritmo, y luego busca mi compañía y la del hombre invisible, que es un bocas, le ha dicho que estoy haciendo el mapa de mi vida. ¿El mapa de tu vida?, dice el viejo con la cara de cartón que le pone el has, ¿qué es eso? Pues coño, un mapa, donde la familia, los amigos, la selectividad y demás aparecen representados por diferentes territorios. Como es una idea de pirados le ha enrollado enseguida y ha insistido en que se lo enseñara. Total, que hemos ido al cuarto, he encendido el ordenata y ha estado recorriendo con el dedo todas las regiones de mi vida. A ratos se moría de la risa y a ratos se ponía muy serio, casi fúnebre. Pero qué idea, qué idea, repetía. No sabía yo que era tan gracioso, mira tú. Cuando ha llegado a la región de las preocupaciones sociales se ha quedado sin habla. ¿Pero qué es esto de las preocupaciones sociales?, dice. Pues una región de mi existencia, digo, ¿o es que no se puede? Se puede, se puede, dice él. Luego se ha metido en la cocina, ha cogido una tableta de chocolate y ha empezado a zampársela a palo seco con la mirada perdida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.