Prohibido perder el tiempo
El Barça se exige la victoria en Cracovia como síntoma de salud futbolística
Aunque se trata de la Liga de Campeones, un torneo de palabras mayores, el partido de hoy en Cracovia invita al Barcelona a tomarse un respiro, aunque sólo sea porque los azulgrana resolvieron esta ronda previa en la ida (4-0). El marcador es un colchón suficientemente confortable para la vuelta y el equipo va como un tiro con siete victorias en siete partidos y 31 goles a favor por siete en contra. Buen momento para airear la plantilla y dar salida a jugadores que aún no le han cogido el truco al juego que pretende Pep Guardiola, como Hleb o Keita; que necesitan minutos, como Bojan y Henry, o que piden un protagonismo sin reservas, como Eto'o, que precisa los goles como el pan.
Ocurre que al entrenador del Barça no le gusta perder el tiempo y se exige la victoria incluso en los amistosos como síntoma de salud futbolística. No hay concesión que valga ni encuentros de entretiempo, sino que se impone mantener la tensión. El recuerdo de la displicencia y rutina de las dos últimas temporadas está demasiado presente en el barcelonismo para abandonarse en la primera oportunidad que el resultado juega a favor tras un inicio extremadamente estresante por la necesidad de cantar victoria incluso en el último minuto del Trofeo Gamper.
"Aún estamos en la fase previa, no en la Champions", matizó ayer Guardiola; "hay que ser respetuoso con el rival, campeón de la Liga polaca y con jugadores ofensivos interesantes". Y remachó: "Estaré muy atento al comportamiento de mis jugadores. Queremos ganar, no sólo pasar la ronda". Al Wisla, que ganó en 2000 al Zaragoza de Lillo y en la anterior eliminatoria de este curso endosó cinco goles al Beitar de Jerusalén, le mueve la misma motivación y le limitan las bajas de futbolistas cruciales. "Doy la eliminatoria por resuelta", corroboró su técnico, Maciej Skorza, criticado por la prensa al entender que tiró el encuentro del Camp Nou. "Queremos recuperar el honor y ser el primer equipo polaco que gana al Barça".
Ni la goleada del Camp Nou, ni el precio de las entradas -alrededor de 60 euros la más barata- ni las obras de remodelación del estadio, cuya capacidad se ha limitado a 10.000 espectadores, invitan a ir al campo. Salvo que sea para conocer la cara del nuevo Barça, muy presente en las camisetas de algunos aficionados de Cracovia. "Hay que mantener las buenas sensaciones", abunda Txiki Begiristain, director deportivo, "y fomentar la competitividad". Al club, por lo demás, le conviene un periodo de estabilidad después de que Joan Laporta obtuviera el reconocimiento de la asamblea de socios para seguir de presidente.
La paz social sólo se gana a partir de los resultados y, por tanto, el Barça es consciente de que se impone vencer incluso cuando la derrota puede ser tolerable. Guardiola aspira a reforzar el ideario futbolístico a fin de que su equipo sea reconocible en cualquier campo, frente al rival más desconocido, indistintamente del torneo en juego. No se permite contemporizar, terreno abonado para Eto'o. "Llevo mucho tiempo jugando al fútbol de la misma manera para que ahora se diga que he cambiado", recordó ayer; "no tengo nada que demostrar. Siempre he sido jugador del Barça y me comporto como tal".
"¿Recuerda que Guardiola no contaba con usted y que el club le declaró transferible?, se le preguntó en la rueda de prensa. "No quiero volver al pasado", respondió; "no guardo rencor al Barça ni al mister. Para mí, no ha pasado nada". Y Guardiola asintió: "El asunto está cerrado. Decidimos que lo mejor para el club es que Eto'o se quedara". Ausente Messi, el único a quien el técnico ha dado descanso, el protagonismo recae en Eto'o, estrella del nuevo Barça.
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