Pau y los suyos acaparan los 'flashes'
Unas 300 personas dan la bienvenida en Barajas a los medallistas españoles
Cuando los Epi, Corbalán, Fernando Martín y compañía volvieron de Los Ángeles con la medalla de plata al cuello, más de 2.000 personas les esparaban en el aeropuerto de Barajas. Ayer, 24 años y muchos éxitos deportivos después, unos 300 aficionados dieron la bienvenida a las cuatro de la tarde al grupo de Aíto García Reneses y al resto de la delegación española al regreso de Pekín.
"Esta plata sabe mejor que la del año pasado en el Europeo", destaca Pau Gasol
"No hay que mirar el color de la medalla", afirma orgulloso Alberto Entrerríos
Los chicos de plata del baloncesto fueron los grandes protagonistas. Ellos eran los más esperados por la veintena de chavales que, una hora antes del aterrizaje del avión en la Terminal 1, se apostaban frente a la puerta de vidrio por la que saldrían sus ídolos. Camisetas de los Lakers con el 16 a la espalda no dejaban lugar a la duda. El grupo se fue haciendo más amplio poco a poco, a medida que las cámaras y los micrófonos iban llamando la atención de los viajeros que transitaban por el aeropuerto.
El resto de los olímpicos tuvieron también su momento de gloria. Un momento de gritos, peticiones de autógrafos y vítores de campeones. Fue sobre todo una ocasión para las fotos. Todos los que esperaban se querían retratar con un medallista al lado. Aunque algunos tuvieran que preguntar después por su identidad. Y un momento también para los nervios de los familiares que esperaban para abrazarles. Como las novias de Saúl Craviotto y Carlos Pérez, al que le perdieron la maleta y tuvo que retrasar su ratito ante las cámaras.
Otras que también tenían su propia comitiva de bienvenida fueron las chicas del equipo de natación sincronizada, a las que una pancarta les felicitaba por su plata. Entre ellas no estaba Gemma Mengual, que se fue de vacaciones tras la competición. "Ahora, las rusas ya nos tienen en cuenta", dijo entre sonrisas Andrea Fuentes, que consiguió la plata también en dúo.
Mientras otros medallistas, como los regatistas Iker Martínez y Xabi Fernández, plata en 49er, se abrazaban a sus familiares, los integrantes del equipo de baloncesto intentaban, con dificultades, avanzar con sus maletas entre la marabunta de cámaras y micrófonos. El más aplaudido fue Pau Gasol, que, entre gritos y flashes, agradeció todo el cariño de la afición. "Creo que la gente está muy contenta", dijo el jugador de los Lakers, que también se mostró satisfecho. "Estuvimos muy cerca de llevarnos el título ante un equipo que jugó a un grandísimo nivel", añadió; "es una plata que sabe mejor que la del año pasado en el Campeonato de Europa".
Aíto García Reneses, el seleccionador, también valoró la plata conseguida: "Es importante llegar a una final olímpica y jugar como jugamos ante Estados Unidos es para sentirse orgullosos". Aunque Marc Gasol, también muy perseguido por los fans, fue rotundo: la plata "no sabe a oro".
También presumían de medalla por Barajas los jugadores de balonmano. "No hay que mirar el color", decía Alberto Entrerríos, que quiso dar un valor reivindicativo a la medalla. El bronce les sirve para sacar pecho "tras una semifinal y algún partido de grupo con muchas críticas". David Barrufet, que no paraba de recibir las muestras de cariño de los aficionados, quiso destacar el buen ambiente en el equipo, "dentro y fuera de la cancha".
Mientras tanto, los chicos del hockey, con su plata al cuello, y los últimos integrantes del equipo de atletismo atravesaban sin dificultad la puerta de vidrio.
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