"No es una colección pija ni de pijos"
Ramon Miravitllas se apasiona restaurando coches en miniatura
Dime qué coche tienes y te diré cómo eres. Por ejemplo, Francisco Franco solía utilizar un Mercedes Benz negro, "muy hitleriano", igual que el Volkswagen negro que tenía el embajador japonés en Estados Unidos cuando el ataque japonés a Pearl Harbor y el Mercedes de Eva Brown. Lo cuenta Ramon Miravitllas, un apasionado coleccionista de coches en miniatura.
Tiene casi 2.000 piezas, muy selectas. En su colección hay muchas miniaturas de automóviles de políticos. Tiene el coche del presidente John Kennedy, justo en el momento de sufrir el atentado en Dallas. "Era un automóvil que desbordaba lujo. Pero eso sucede con todos los presidentes norteamericanos, que utilizan vehículos muy hollywoodianos, porque Estados Unidos es un país muy ostentoso".
El presidente francés Charles de Gaulle utilizó un Citroën Tiburón. "Muy idóneo para su perfil. El tiburón es un animal altivo y también lo era De Gaulle". El Papa Pio XII usaba un coche muy lujoso para la época, "nada que ver con la funcionalidad de los papamóviles".
Una sorpresa. El Che Guevara conducía un lujoso Cadillac. "No es tan sorprendente. La Cuba de Batista se convirtió en el burdel de Estados Unidos y este tipo de coches abundaba. Cuando llegó la Revolución, allí se quedaron. Guevara hizo repintar uno y grabó su efigie en el capó. Fue un Cadillac revolucionario".
Ramon Miravitllas (Ripoll, 1949) conserva aún la primera miniatura que tuvo de crío: un Mini Cooper de color verde, con dos tablas de surf. "Empezó como un hobby, cuando tenía 17 o 18 años, pero con el paso del tiempo se ha convertido en una herramienta para interpretar la vida. Lo que menos me atrae es la civilización del coche". Le interesa más saber que Pilar Primo de Rivera tenía un Pegasín, entonces considerado de lujo, pintado con los colores de la Falange.
"No es una colección pija ni de pijos". Explica que su afición le ha unido a un grupo de personas de lo más dispar. Un camionero, un camarero, un mecánico... "Son grandes conocedores y expertos. Nos hemos hecho amigos". Se llaman a sí mismos Los Bocadillos Voladores. "Porque vamos corriendo a toda pastilla de un lado para otro. Cuando es la feria de Toulouse, salimos de madrugada, para entrar los primeros en el recinto. Muchas veces nos limitamos a mirar. Como buenos catalanes nos pierde la estética".
No le importa comprar un coche en mal estado, porque luego lo arregla. "Me divierte mucho restaurarlos y también hacer paisajes". Tiene una serie del Tour de Francia que él ha ambientado. ¿Cuánto puede costar un coche en miniatura? "Pueden llegar a 400 o 500 euros, pero son para colecciones más sofisticadas que no están a nuestro alcance. Como las miniaturas que fabrica Ferrari para sus clientes. No sé, yo compré un taxi de la década de 1960 por cuatro euros y lo retoqué. Me gusta mucho hacerlo, me reconforta, me aísla, pierdo la noción del tiempo. Es como pescar".
Además de la cita anual de Toulouse, cada primer domingo de mes, acostumbra a ir la plaza de Masadas, en Sagrera, donde se reúnen coleccionistas. A Miravitllas le gustan los coches que tengan un poco de historia o que pertenezcan a series limitadas. Tiene reproducciones del coche de los Pink Floyd, de la furgoneta de los Beatles, del de carreras de Fernando Alonso en el momento de cambiar ruedas, del automóvil de James Bond, con el asiento eyector y el arma secreta, pequeños parques de bomberos, vehículos de la Guardia Civil...
Este verano ha tenido una enorme satisfacción. "El año pasado estuve en una tienda de antigüedades en Suecia y tenían un modelo que no conocía. No lo compré entonces. Pero he vuelto a primeros de agosto y allí seguía. Es una furgoneta Ford, de una serie muy limitada, que se utilizaba para el servicio postal de una isla finlandesa".
Miravitllas es periodista (dirige y presenta el programa La nit en COM Ràdio), profesor (da clases de periodismo político en la Universidad Autónoma de Barcelona) y escritor (acaba de escribir un libro sobre Olof Palme, que aparecerá en septiembre).
Con el coleccionismo ha vivido momentos muy emocionantes, como cuando la madre de Raquel Sans (de informativos de TV-3), que había enviudado hacía poco, le regaló la colección de coches ingleses de su marido. "Me dijo que los cuidase como él lo habría hecho". La emoción fue doble, porque los automóviles británicos son sus preferidos. "Están los coches ingleses y luego, los del resto del mundo". También ha pasado por situaciones embarazosas. "Es que cuando profundizas en el vicio pueden suceder cosas... A mí me ha pasado quedarme mirando fijamente la oreja de una mujer porque lleva pendientes de pequeños vidrios. Yo sólo pienso en un faro para uno de mis coches, pero ella se mosquea, claro". El coleccionismo es así.
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