'Cómplices' del territorio

Las calabazas de un huerto amenazan con colarse en el escenario principal mientras decenas de maniquíes de colores pierden sus piernas y sus torsos en la riera de Frausa. Un gato espía una videoinstalación sin sospechar que lo están grabando y los troncos pelados de los alcornoques sirven de soporte a los carteles promocionales. Naturaleza y arte se funden en Maçart, un festival que busca el sentido "tribal" y la complicidad con el territorio en la creación contemporánea.

Bajo un cielo amenazante de lluvia, decenas de vecinos y turistas salieron ayer a la calle para vivir las propuestas de la cita que ya hace 11 años que se celebra en Maçanet de Cabrenys (Alt Empordà). En el ambiente flotaba cierta decepción: una tormenta obligó a suspender los actos de la jornada inaugural del viernes y, además, Evru se cayó del cartel a última hora. Adiós a su Oficina de flujos, uno de los proyectos más esperados y con más expectativa de participación colectiva.

Con todo, los vecinos están ilusionados. "Aquí todos aportamos", comentan en la cocina del restaurante La Quadra, cuya receta de berenjenas rellenas ha sido grabada y difundida durante el festival en diferentes soportes. Otros han explicado cuentos e historias de contrabandistas, estraperlo y exilio durante la Guerra Civil. La idea es hacer participar y, al mismo tiempo, evitar caer en colonizaciones culturales. Es un reto que intentan salvar con propuestas que conecten con el territorio, sus problemas y sus frentes de batalla. Un ejemplo es la izada de la nueva bandera contra la línea de muy alta tensión (MAT) que ondea desde ayer en la torre Carlina. O la cercanía del taller de hierbas curanderas de la Nau Côclea. Circo, acciones robóticas y un concierto de Don Simón y Telefunken cerraron la jornada a la espera de la popular fideuá poética del domingo.