Bolt contra Carl Lewis
El relevo jamaicano, a por el pleno de la velocidad y el récord estadounidense de Barcelona 92
El imperialismo es un tigre de papel, lo decía Mao y lo demuestran en Pekín día tras día los velocistas jamaicanos, hombres y mujeres, que han borrado sin piedad a los vecinos del norte del mapa olímpico que se trace después de China.
Como si tuvieran prisa, además, ayer cerraron el proceso aceleradamente. El enemigo les ayudó, gustoso, en la tarea: asustados ante lo que les esperaba hoy, los atletas de Estados Unidos prefirieron suicidarse antes que dar el placer a los caribeños de ejecutarlos en la pista: los relevistas, chicos y chicas, tiraron sus testigos en el tercer cambio y Veronica Campbell se dio el gustazo de repetir en los 200 metros la victoria de Atenas 2004 sobre Allyson Felix tras haber sufrido la ley de la sonriente norteamericana el pasado agosto en Osaka. Los Juegos de Pekín serán los primeros de los que los sprinters de Estados Unidos, el imperio de la velocidad, se vayan sin ningún título, ni masculino ni femenino: ni en los 100 metros ni en los 200 metros ni en los relevos. Y si ningún terremoto turba el día, Jamaica (2,8 millones de habitantes) saldrá hoy del Nido del Pájaro como la primera nación, excepto el equipo de Estados Unidos (300 millones) que jugaba en casa en Los Ángeles 84, que consigue todos los títulos, los seis.
Los relevistas, chicos y chicas, de EE UU tiraron sus testigos en el tercer cambio
La jamaicana Campbell ajustó cuentas pendientes con Félix en 200m
Marcaron la senda de la rendición antes de la pelea los del relevo masculino del 4 x 100: entre Darvis Patton, a la salida de la segunda curva, y Tyson Gay, que le esperaba para correr la última recta, tiraron el relevo al suelo. Tampoco es tan extraño este suceso en el equipo habitualmente más fuerte: les sucedió en Roma 60, en Seúl 88, cuando los trajes espaciales, y casi en Atenas 04. La diferencia es que la pérdida del objeto tan fálico adquirió ayer una dimensión casi freudiana. "Fue culpa mía", dijo Gay, el doble campeón mundial, que abandonará Pekín vacío, sin correr ninguna final. "Tyson es demasiado humilde", replicó Patton. "La culpa ha sido mía: no debería haberlo soltado hasta no estar seguro de que lo había agarrado". Tanta autoflagelación no servirá de mucho al cuarteto jamaicano -su sola enumeración asusta: Bolt, plusmarquista mundial, 9,68s; Powell, ex recordman, 9,72s; Carter, que corrió la segunda curva en el Mundial de Osaka en 9,40s, y Frater, que este año ha corrido los 100 en 9,97s-, que pensaba que no habría mejor símbolo de su dominio que el de los cuatro abrazándose bajo la bandera verde y amarilla mientras los de las barras y estrellas se lamían las heridas al lado, y que tendrán que conformarse con buscar una segunda recompensa, más abstracta, pero igualmente simbólica, al menos para uno del cuarteto, su majestad Usain Bolt.
Bolt se motivará para cerrar un círculo perfecto e irrepetible con la conquista de un tercer título, el del relevo, casi seguro, acompañado de su correspondiente récord del mundo, que borre a una leyenda del atletismo norteamericano. Después de Michael Johnson, le llega, pues, el turno a Carl Lewis, ancla del relevo que, con una última posta, un cien lanzado, de 8,85s y acompañado de sus amigos del Santa Monica Club Marsh, Burrell y Mitchell, fijó el actual récord mundial, 37,40s en Barcelona 92. Pese a su galáctica calidad, al cuarteto jamaicano le faltará la conjunción de la que gozó, por una vez, el grupo de Lewis.
Después del relevo masculino, Campbell ajustó cuentas particulares con Felix, la heredera 'limpia' de Marion Jones, en un 200 en el que le devolvió la recta de Osaka -entonces, con un tiempo de 21,84s, Felix aventajó en medio segundo a Campbell-, corregida y aumentada: Campbell, rebajó su tiempo hasta 21,74s, una marca del siglo pasado, de los tiempos de Merlene Ottey, de los años de las sospechas.
Y para terminar la cosecha caribeña, las relevistas estadounidenses imitaron a los chicos. Tori Edwards dejó caer el testigo antes de que lo agarrara Lauryn Williams. Para Jamaica, que copó el podio en los 100 con Fraser, Simpson y Edwards, la final será un trámite sin más premio que el podio: pese a todo su poderío, el récord de las robots de Alemania del Este, 41,37s, fijado en 1985, sigue lejos de su alcance.
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