Primeras a su pesar
Las chicas del K-4 pelearán por las medallas en la calle uno, maldita por el viento
Fue un caso de exceso de celo competitivo. Las palistas españolas Beatriz Manchón, Jana Smidakova, Sonia Molanes y Teresa Portela, integrantes del K-4 500 metros femenino, lograron clasificarse primeras en su semifinal de ayer (1m37,17s). No es lo que querían. Manchón, la marca, primer tripulante de la embarcación, intentó frenar el ritmo de sus compañeras al ver la ventaja que llevaban sobre el resto de competidores. Fue una situación de riesgo máximo. Se clasificaban las tres primeras embarcaciones. La cuarta, se marchaba a casa. Manchón y sus compañeras no consiguieron lo que querían, terminar segundas, y por eso las españolas disputarán la final en la calle uno, maldita por el viento y sus caprichos.
"Saldremos a por el oro, para perder la plata y ganar el bronce", dicen a coro
La tripulación española apostó por el riesgo cuando los precedentes invitaban a la prudencia. Con el mismo objetivo de evitar la calle uno en la final, y con ella el viento de cara que hace perder preciosos segundos, el K-2 belga que entrena el español Carlos Prendes disputó su semifinal con la calculadora en las manos. Pasaban tres embarcaciones en cada una de las dos semifinales, con otras tres clasificadas directamente en función de los resultados obtenidos en las primeras series. Los belgas, dispuestos a apurar al máximo en busca de una medalla, querían ser segundos y palear sin el viento en contra por la gloria olímpica. Fue un error. Su embarcación, que tanto andaba jugando con el ritmo y las distancias, acabó cuarta y fuera de los Juegos.
Las españolas, que ya todo lo sabían, que habían escuchado y visto con sus propios ojos las difíciles condiciones de la zona, soñaban con la calle ocho y, dependiendo de su clasificación en semifinales, se jugaban acabar en ésa, en la nueve o en la maldita primera calle. Querían, según admitieron luego, ser segundas, apurando al máximo sus opciones de medalla en una final en la que Alemania y Hungría parten como favoritas. "Dentro de lo bueno, buscábamos lo mejor", dijo Molanes; "porque si el viento sopla en contra hay mucha diferencia entre remar por unas calles o hacerlo por otras". "No sólo no quería subir el ritmo, sino que casi quería bajarlo", admitió Manchón.
Con Alemania y Hungría destacadas, España sueña con el bronce. La fórmula para conquistarlo es sencilla, competida, y explicada por un coro de cuatro voces: "Saldremos a por el oro, para perder la plata y ganar el bronce".
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