_
_
_
_
Entrevista:NATALIA VIA DUFRESNE | Regatista de 470 | PEKÍN 2008 | Vela

"No sé vivir lejos del mar"

Un verano, cuando tenía ocho años, sus padres la subieron a un Optimist en El Masnou (Barcelona) y aún no ha encontrado razón para vivir en tierra. Dijo que lo dejaba tras ganar la plata en Atenas pero no pudo. Vencida por la querencia al mar, Natalia se apuntó hace ocho meses con Laia Tutzó a pelear por una plaza en el 470 de Pekín y la consiguió. Plata en Barcelona 1992 y en Atenas 2004, Natalia Via Dufresne (Barcelona, 35 años) regateó por última vez en unos Juegos el pasado lunes. Después, desmontando el 470 en puerto, mientras Laia lloraba por no haber alcanzado ni un diploma, Natalia, la musa de la vela española, miró a su alrededor y entendió que no volverá a unos Juegos. En esas, pasó la Infanta Cristina y se abrazaron.

Más información
Sin viento no hay medalla
"Les dimos una paliza y se quejan"

Pregunta. ¿Lo deja o le pasará como después de Atenas?

Respuesta. No, esta vez se ha terminado. Bueno, creo. Lo tenía muy claro hace cuatro años, pero el equipo español no logró plaza en el Mundial de Cascais 2007, había una posibilidad en Melbourne 2008, me provocaron... Me dio la locura, hablé con Laia, que lo había dejado, y mira, nos fuimos a Australia a buscar la clasificación. Y clasificamos a España.

P. ¿Patrocinada por una empresa de pescado congelado?

R. Sí. La federación me dijo que me apoyaba, pero con asterisco: si clasificaba al país. Gracias al patrocinador pagamos el hospedaje, nos dejaron una furgoneta, nos podíamos mover. Necesitábamos dos barcos, uno para entrenarnos y otro para mandarlo a Australia, tuve que comprarlo todo por duplicado.

P. ¿No paga la federación?

R. Bueno, la inversión la hice yo y, como nos clasificamos, recuperamos el dinero. En esta federación las cosas van así. Me lo ha devuelto poco a poco. No nos clasificamos hasta la Semana Santa.

P. ¿Ha valido la pena?

R. Sí, claro, son los cuartos Juegos. Empezamos bien y nos ilusionamos; por eso acabar décimas sabe mal, pero me ha encantado estar aquí. Si hubiéramos empezado antes a entrenarnos, igual... Pero era un reto personal estar aquí y lo he superado.

P. ¿Le ha costado dinero participar en Pekín?

R. No, pero no vivo de esto. Me gusta, que le voy a hacer.

P. ¿No es un deporte de pijos?

P. Eso es lo que se cree la gente, pero curras un montón, porque debes cuidar el barco, tienes que buscar a los patrocinadores. No te haces rico; esto no es la vela de crucero; aquí no hay dinero y tienes que hacer bricolaje: eres transportista, viajas en furgoneta. A veces piensas ¿Qué hago aquí? Pero me gusta.

P. De los cuatro Juegos, ¿con cuál se queda?

R. Hombre, los primeros fueron en casa, pero creo que no los valoré en su justa medida, era demasiado joven; tenía 19 años. En Sidney ganó Begoña, mi hermana; en Atenas repetí medalla. Los Juegos han cambiado mucho. Antes era mucho más natural. Ahora... ¿Ha visto la seguridad que hay? En Barcelona, había fiestas, mis padres entraban a ver las regatas, ahora todo son restricciones, todo es más profesional, más serio. La gente de la vela siempre ha sido más de mar. Hay que ser muy técnica en el barco, pero ahora se curra mucho en el gimnasio, hay hasta psicólogos. Barcelona 92 fue maravilloso; en aquellos Juegos me sentí como una estrella, gané la medalla, la prensa me entrevistaba. En Atenas me costó más conseguirla y fue especial.

P. Ahora cuando ve a Susana Romero (Laser Radial, 17 años), ¿le recuerda a usted cuando compitió en Barcelona 1992?

R. Sí, pero yo era más tímida. La juventud sube enseñada. Ahora soy la mayor y quien la calma cuando viene echa polvo, como el otro día, que la penalizaron y me decía 'Soy una matada, no sé navegar'. Susana va a ser de las mejores regatistas de este país, seguro.

P. Si deja la vela olímpica, ¿qué?

R. No sé vivir lejos del mar, tengo un Beneto 25, un 25 pies y ahora nos vamos a Creta a una regata. Me gustaría un barco con tripulación de chicas, pero es complicado; si lo monto es para competir, no para navegar y punto. Es caro, pero soy cabezota. De hecho, en el Beneto son todo chicos. No sé, pero no me veo fuera de la mar. No aguantaría tener una jornada de trabajo normal porque no sé vivir fuera del mar.

P. Y si pudiera cambiar algo de la vela, ¿qué cambiaría?

R. ¡Uf! Muchas cosas de gestión federativa y en la dirección técnica. Lo piensa más gente del equipo. Si escucharan a los deportistas y especialmente a los entrenadores... pero siempre ponen la misma excusa: que no hay dinero y que es un deporte caro. La federación tiene un problema de gestión, si le dieran importancia a las cosas que son importantes sería distinto. Los federativos de la vela deberían hacer caso a los entrenadores y a los regatistas.

P. Ahora hay elecciones.

R. No tengo muchas esperanzas; además de Gerardo Pombo hay un único candidato y Pombo, el presidente, ya está haciendo campaña, ha invitado aquí a presidentes de clubs. Cuando llegamos no había lanchas para todos los entrenadores. Es increíble. La gente piensa que como en la vela española se ganan medallas, las cosas se hacen muy bien. Y no. Me caen broncas por decir esto, pero me da igual, no digo ninguna mentira. La gente está muy quemada y a veces pienso que con el tiempo que llevo sería bonito ayudar a los que empiezan desde el equipo técnico, pero viendo lo que hay se te quitan las ganas.

P. Pues tienen ustedes a Theresa Zabell, un mito de la vela, de vicepresidenta del COE.

R. Teresa sí, pero no está metida en el equipo de vela. Igual también salió hasta las cejas de la federación. Pregúntale a ver...

Natalia Via Dufresne, ayer en la competición de vela en clase 470.
Natalia Via Dufresne, ayer en la competición de vela en clase 470.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_