Cura de humildad
¿Brasil-Argentina de fútbol, semifinales y el mundo no se detiene? En medio de la avalancha de emociones que nos deparan los Juegos Olímpicos, el fútbol avanza en sus eliminatorias con sigilo, sin levantar mucho polvo y sin hacer mucho ruido. Si esta mañana me preguntan cuál es la otra semifinal, tendría problemas para acertar. Una pequeña reflexión me lleva a recordar un nombre, Nigeria, y me pregunto de qué me suena a mí eso de Nigeria.
Pero volvamos al derby suramericano. Brasil frente a Argentina para una sobremesa de un martes nublado puede ser un excelente plan y me preparo para disfrutar del mismo. Además, es una buena forma de ir retomando el pulso del balompié, que el domingo pasado volvía de forma oficial con el movido Valencia-Real Madrid de la Supercopa y que tendrá continuidad con la reaparición del campeón de la Eurocopa, hoy mismo, en su enfrentamiento con Dinamarca, con el debut de Vicente del Bosque y la responsabilidad de defender el prestigio logrado en Austria y Suiza.
Cuando saltan los equipos al campo, algo se me hace raro a la vista, pero no logro descubrir qué es. Me entretengo en repasar las alineaciones localizando a muchos jugadores que disputan nuestra Liga y entre ellos dos destacados, dos dieces en busca de un destino, dos de los jugadores que han representado la creatividad y el fútbol como espectáculo supremo: Riquelme y Ronaldinho. R-R. Vaya pareja de inventores. Ambos vistieron el 10 del Barça con diferente suerte, pero dos tipos singulares colocados en medio de una pléyade de jovencitos que ya defienden en su mayoría los colores de equipos de alto copete. Si hubo un tiempo en que los Juegos eran un buen campo de descubrimiento para jóvenes talentos, es un tiempo pasado, ya que hasta los jugadores africanos son talentos ya descubiertos, ya controlados en su mayoría, por el fútbol hiperprofesional.
Una detallada mirada a ambos jugadores me descubre aquello que me resultaba extraño en ambos equipos: no llevan el escudo en sus camisetas. Una mirada más detenida me descubre que la camiseta albiazul de Argentina muestra un parche exacto al escudo de la AFA y que Brasil no presenta ninguna de las estrellas que le acreditan como pentacampeón FIFA.
El único que lleva su escudo en el pecho es el árbitro, que exhibe orgulloso la escarapela FIFA. Por cierto, me parece un acierto la nominación de un uruguayo, Martín Vázquez (éste también jugaba en mi tiempo), para este partido, ya que si alguien puede desentrañar un enigma como es el juego subterráneo del que suelen estar llenos estos derbies ese alguien es otro suramericano.
Me concentro en el encuentro buscando algo diferente, pero este partido se parece como una gota de agua a otra a cualquier otro derby que se haya jugado en los últimos 25 años. Tal vez, la mayor velocidad de su ataque hace pensar que Argentina está más cerca de la final, pero tampoco la distancia es sideral para no creer en que Brasil pueda cumplir con la misión de conquistar el único gran título futbolístico del que carece.
Llega el descanso y me paso al baloncesto femenino, con intención de volver al fútbol en unos minutos, cuando llega uno de mis hijos a preguntarme cómo han sido los goles de Argentina.
Respuesta: "Van 0-0". Contestación del mundo moderno: "En Internet dicen que gana Argentina 3-0".
Es decir, ¿Brasil-Argentina, semifinales, el mundo no se detiene ni hay escudos representativos y, además, el partido nos lo dan en diferido? Vaya cura de humildad para el deporte más popular del mundo, para el gran deporte de masas, para el juego que paraliza una, dos, tres, diez veces, nuestro país con el partido del siglo, con los nuevos 90 minutos más decisivos de la historia.
Reflexionando sobre todo ello, veo a Agüero hacerle a Brasil lo que habitualmente hace contra el Athletic, es decir, marcar un par de golitos; veo que Riquelme se suma a la fiesta albiazul y padezco que Brasil acaba de mala manera, como tantas veces acabaron los derbies más disputados, aquéllos en los que se jugaba el honor patrio.
¿O será que no hubo ni habrá tanto en juego en 90 minutos de fútbol?
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