Si pudiera correr, ganaba seguro
Pienso en la final de 1.500 que se disputa esta tarde y no puedo negar que me invade un sentimiento de envidia sana. Visualizo la carrera y se ajusta al tipo de batallas que a mí me gustaba disputar. Hay un favorito claro al oro, Ramzi, y luego la competición se presenta muy abierta. Un escalón por debajo aparece un grupo muy amplio de corredores, entre los que claramente está Juan Carlos Higuero, que tiene opciones de subirse al podio. En esa nómina de aspirantes aparecería mi nombre.
Cuando competía, visualizaba las carreras en mi mente 40 veces. Ganaba las 40 y de 40 formas diferentes. Mi receta siempre fue una mezcla de estrategia dejando una pequeña parte a la improvisación. Ser ambicioso es la única forma que contemplo para afrontar una carrera y tener auténticas opciones de ganarla aunque compitas con atletas que, a priori, son mejores que tú. Lo que yo haría esta tarde sería pegarme como una lapa a Ramzi, ser su sombra, y seguirle cuando ataque, que seguramente será cuando resten entre 500 y 300 metros. Luego me la jugaría con él. Evitaría a toda costa verme inmerso en peleas con el resto, que lo único que provocarían sería que gastara la energía necesaria para el duelo final. En los últimos metros intentaría sorprender al favorito. A mí me salió bien varias veces. Si yo pudiera correr ahora, ganaba seguro.
¿Puede Juan Carlos Higuero seguir una táctica similar y subir al podio? Sí, pero deberá controlar una serie de variantes que le han lastrado para hacer buenas actuaciones en las grandes competiciones. Las más importantes, mantener la concentración y saber abstraerse de la presión. Tiene que salir a disfrutar. Sinceramente, creo que a la generación española actual del medio fondo le falta competitividad, orgullo, ganas y genio. Ninguno me recuerda a mí. Yo no tenía miedo, ponía toda la carne en el asador. Hace falta un golpe de efecto que cambie esta dinámica y Juan Carlos tiene en sus manos lograrlo.
Además, y no lo digo como si fuera un viejo que rememora sus batallitas, en mi época había más nivel en el 1.500. Es evidente que en los últimos años han desaparecido las figuras que copaban los primeros puestos. Los corredores españoles deben aprovechar esta circunstancia. La mediocridad general es una oportunidad de obtener medallas para un país con tanta tradición en el 1.500 como España ¡A ver si estrenamos el medallero en atletismo!
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