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miento más que hablo | el tiovivo

La misteriosa luz verde

En el artículo de hoy no encontraréis historias inventadas sobre rocambolescos encuentros con famosos. En el artículo de hoy no encontraréis ni una sola mentira, ni una sola patraña, porque el artículo de hoy que lleva por nombre La luz verde es, y sin que sirva de precedente, una historia verídica. Por cierto, cómo me gusta la palabra precedente, me gusta casi tanto como baladí o anacronismo... ¡Y qué demonios! Utilizaré estas últimas al menos una vez en el artículo de hoy.

Mis veraneos los paso entre Albacete y Murcia, soy así de sofisticado y, precisamente, estando en mi retiro de San Pedro del Pinatar ocurrió un hecho insólito. Eran aproximadamente las 21:30 cuando me hallaba paseando por la feria medieval que, con motivo de las fiestas de la Virgen de Agosto, habían montado en el paseo marítimo. Encontré muchas cosas medievales, efectivamente, pero también un par de chiringuitos con música reggae, donde se servían mojitos y piña colada.

-Esto es un anacronismo cariño -le dije a mi mujer- y siendo una feria medieval no es un asunto baladí.

-¡Mira cuánta gente arremolinada en la playa! -contestó ella-, ¡vamos a ver qué pasa!

El verano es lo que tiene, mucho tiempo libre.

Nos acercamos a ese grupo de gente murciana que estaba arremolinada y rápidamente me di cuenta de que tenía razones para estar arremolinada, ya que una misteriosa luz verde emergía del agua del mar. El verbo emerger también me gusta con locura.

-¿Dios mío, qué es eso? -preguntaban algunos.

-¡Un ovni! -respondían otros.

-¡Un ovni submarino! -apuntillé yo.

-¿Te haces una foto conmigo? Soy tu ídolo -me dijo un muchacho que tenía a mi lado.

El caso es que especulábamos sobre la procedencia de aquel extraño fenómeno.

La expectación crecía y en pocos minutos no había nadie en la feria medieval porque todo el mundo estábamos en la playa viendo la luz verde; bueno, sólo quedaba un borracho en uno de los chiringuitos anacrónicos de reggae, pero el borracho en cuestión se llama Billy Chuchy, es un antiguo pescador y yo creo que ya tiene suficientes luces de colores dentro de su cabeza.

En un momento dado el muchacho que me había pedido la foto y que era mi ídolo se adentró en el mar directo a la luz verde haciéndose un silencio sepulcral.

Avanzaba con entereza y parsimonia y me recordó a aquel capítulo de Verano Azul donde Desi, con motivo de su estrenada menstruación, se metía vestida en el mar mientras Julia la pintora recitaba: "Que ni el viento la toque".

Al final la luz verde era una linterna subacuática que algún buzo había perdido en un descuido. Ya está. Esta es la historia.

Nota: Si alguno de vosotros cree que ha perdido el tiempo leyendo este artículo, que piense que si hubiera sido una película de Shyamalan*, después de casi dos horas no se explicaría qué puñetas era la luz verde, por si sirve de consuelo.

* Director de películas como El sexto sentido, El bosque, La joven del agua o la recién estrenada El incidente.

Una de las personas que asistieron al fenómeno.
Una de las personas que asistieron al fenómeno.J. R.

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