Salvatore Sciarrino entusiasma en el 'otro' Salzburgo
Rebecca Horn adapta con fuerza pictórica la obra del compositor siciliano
Mientras las propuestas estelares del Festival de Salzburgo llevan su camino de excelencias y desencantos, hay otro Salzburgo paralelo que está funcionando con solidez, sin porsches que esperan a los invitados de postín. El ciclo Kontinent ha heredado en cierto modo el espíritu del añorado Zeitfluss y se dedica en cada edición a un compositor del XX o XXI. El año pasado fue Scelsi y éste Salvatore Sciarrino (Palermo, 1947), al que están dedicados nada menos que nueve programas diferentes.
La ópera Luci mie traditrici es el corazón del ciclo. Se iba a hacer cargo de ella escénicamente Klaus Michael Grüber, pero falleció inesperadamente. La solución de recambio ha recaído en la artista alemana Rebecca Horn, que ha optado por una puesta en escena puramente pictórica, por medio de cuadros en los que evolucionan colores y formas. La dirección de actores atiende expresivamente a lo esencial de los conflictos y a ella se ajustan estupendamente los cantantes Anna Radziejewska y Otto Katzameier, espléndidos en sus cometidos vocales.
Horn, que expone ahora en el museo Rupertinum, de Salzburgo, crea una atmósfera poderosa y original con su manipulación plástica para abordar la tragedia de Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa, en el momento que descubre la infidelidad de su esposa María con el consiguiente ajuste de cuentas criminal en 1590. El tratamiento de las voces e instrumentos permite desarrollar una acción dramática llena de tensión y salpicada de hallazgos sonoros tan refinados como eficaces en el tratamiento de la historia que se cuenta.
Las referencias inevitables a Sciarrino desde el punto de vista musical están cercanas a Nono, Lachenmann y Beat Furrer. Precisamente éste dirige con precisión milimétrica y espíritu poético a un sensacional Klangforum de Viena. Hubo entusiasmo general y el director general de la Scala de Milán afirmó rotundo que era el mejor espectáculo del festival.
El mismo tema de Gesualdolo trata Sciarrino en Terribile e spaventosa storia del principe di Venosa e della bella Maria, ópera para Pupi siciliani que tiene lugar en la encantadora sala de las famosas marionetas de Salzburgo. El espectáculo es una delicia y está fabulosamente bien contado por Mimmo Cuticchio y la compañía de marionetas sicilianas Figli d'Arte Cuticchio con el apoyo musical de un cuarteto de saxofones, percusión y la cantante Carola Gay, que entona desde madrigales a varias canciones de Sciarrino. La atmósfera popular convive con la culta e invita a recuperar la infancia. Es acertada esta posibilidad de ver y escuchar dos espectáculos tan diferentes del mismo autor sobre idénticas situaciones.
En el paso del ecuador del Kontinent Sciarrino se ha celebrado en la universidad una sesión dedicada a caprichos para violín del compositor, magistralmente interpretados por Carolin Widmann.
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