"Nos montaron un fiestorro en Beverly Hills"
El andaluz logró con Lasurtegui la plata en doble sin timonel en remo en Los Ángeles 84
El 5 de agosto de 1984 Fernando Climent (Coria del Río, Sevilla; 50 años) y Luis Lasurtegui lograron la primera medalla española en los Juegos de Los Ángeles. La pareja obtuvo la plata en la final de dos sin timonel de remo y, por unos días, acaparó en exclusiva la atención de los medios. "Fuimos los que abrimos la veda. Después vinieron la vela y el broche de oro, bueno, de plata, que lo puso el baloncesto".
Pregunta. Si Rumanía hubiese boicoteado la cita según los dictados de la URSS, estaríamos hablando de un oro como el de Doreste y Molina.
Respuesta. Buff, a saber, porque Petru Iosub y Valer Toma nos sacaron casi 3s (6m 48,47s por 6m 45,39s). Aunque es verdad que al año siguiente, en el Mundial, nosotros quedamos terceros y ellos ni siquiera se metieron en la final. Ese bronce demostró que lo nuestro no fue casualidad... Hasta eclipsamos el 13º título mundial de motociclismo de Ángel Nieto, que lo ganó el mismo día en el circuito británico de Silverstone.
P. Lo celebrarían como la ocasión requería.
R. Y tanto. Jamás se me olvidará el fiestorro que nos montaron en Beverly Hills. Alberto de Mónaco se acercó y nos dio la enhorabuena.
P. Mientras estuvieron concentrados en Banyoles (Girona), se levantaron de madrugada para adaptarse al cambio horario.
R. La diana tocaba a las cuatro y media de la madrugada y la verdad, no sé si nos vino bien o no. Lo que recuerdo es que lo llevamos fatal. En California los madrugones también eran impresionantes, pero había que levantarse pronto porque por la tarde no podíamos entrenarnos en el lago Casitas, a 140 kilómetros de Los Ángeles, donde el viento soplaba más y más según avanzaba el día. El viaje hasta allí era un infierno, por carreteras comarcales rodeadas de ranchos típicos del Oeste. La policía nos escoltaba en esos paisajes de película.
P. La pareja de Lasurtegui era Oyarzábal, pero a finales de temporada solía tener problemas físicos, anemias...
R. El cuerpo técnico me echó el ojo encima a mí, que competía solo, en skiff, y la cosa funcionó. Apenas tuvimos 20 días para conjuntarnos. Pero nos conocíamos de otras veces y fue un acoplamiento muy natural. Yo era más técnico y resistente y Lasurtegui, mucho más potente y explosivo.
P. ¿De dónde sacaba el tiempo para mejorar su técnica?
R. Ni idea, porque trabajaba de carpintero. Lo mío era innato. El plan ADO no existía. Había que buscarse la vida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.