"Arroz, timidez y trabajo al por mayor"
Joan Jané relata su atípica experiencia como entrenador de la selección china de waterpolo femenino
Joan Jané es un trotamundos con una misión casi imposible: meter en la élite a la selección femenina de waterpolo de China. Un reto sorprendente para un técnico que con la selección masculina española fue campeón olímpico y bicampeón mundial. Compuesto por jugadoras jovencísimas, con un 14º puesto como referencia en el último Campeonato del Mundo, el grupo que ahora dirige Jané (Barcelona, 55 años) ha asombrado en varios partidos de preparación. Se ha mostrado competitivo y ha ganado incluso a Italia cuando antes no hacía sino acusar recibo de tremendas y desmoralizantes palizas. En su primer partido olímpico perdió, sí, pero contra Estados Unidos (12-11), actual campeón del mundo.
"Me tuvieron dos meses a prueba para comprobar si iba a vivir de los recuerdos"
Jané cuenta su experiencia. Para contactar con él es preciso hacerse con un número de móvil chino. La llamada no la recibe él, sino su inseparable ayudante, Liu Quinlong, que a la vez le hace de intérprete. "La gran suerte que tiene un entrenador que ejerza en China es la cultura del esfuerzo y el trabajo en que se educa a la gente", empieza. Uno de los primeros días que concedió descanso se encontró a sus jugadoras practicando en la pileta: "Las saqué de allí con cajas destempladas".
Jané vive solo en la residencia de las instalaciones deportivas de Tianjin, una ciudad al noreste del país, con más de 10 millones de habitantes y en la que conviven 22 grupos étnicos. El waterpolo femenino no existía prácticamente en China y sigue siendo un deporte que apenas se practica. Sólo existen clubes de élite en tres ciudades, separadas además por una enorme distancia. Cuando le fue concedida a Pekín la sede de los Juegos, el Gobierno chino puso en marcha un plan de preparación a largo plazo. Creó viveros de deportistas de élite a partir de la escuela. Cientos y cientos de miles para elegir a los mejores. Él pudo escoger entre apenas cien jugadoras, aunque, eso sí, algunas prometedoras porque lograron el subcampeonato mundial junior.
"Me llamaron a través de la Federación Internacional. Me tuvieron dos meses a prueba. Más que nada, para comprobar que no iba a vivir de los recuerdos de glorias pasadas y que iba a entregarme a fondo. En cuanto pasó ese tiempo, me aceptaron, como si fuera uno de ellos, con su ya conocida hospitalidad, de matrícula de honor", alaba. No se pudo llevar a ningún técnico español ni tampoco consideró oportuno arrastrar a su familia con él. Sí logró el compromiso de poder pasar diez días en casa cada tres meses. Le costó adaptarse al idioma y a la alimentación. "No porque sea mala, en absoluto", matiza, "sino porque la cocina de España es una de las mejores del mundo. Pero su tipo de comida es ideal para los deportistas. El gran cambio respecto a lo que toman los deportistas españoles es que aquí cambian la pasta por el arroz".
Trabajar a destajo era la consigna de las jugadoras cuando él se hizo cargo del equipo. "Poseían técnica y fundamentos, pero no les habían enseñado el porqué de las cosas, el concepto de jugar en equipo, de no hacer regalos al rival, de pensar más con la cabeza que con el corazón...". Otra dificultad es que la selección sólo jugaba tres o cuatro partidos internacionales. Por eso la inscribió en la Liga de clubes australiana antes de afrontar varios torneos y concentraciones en Holanda y Tenerife. Han iniciado los Juegos tras haber disputado más de 40 partidos internacionales. "El equipo es muy bueno, pero le falta experiencia. Las más veteranas tienen 21 años cuando la media de edad de nuestras rivales se sitúa entre 25 y 30 años", explica.
La comunicación es otro de los puntos clave. Jané dice que tiene más dificultades para desenvolverse a nivel personal que en los entrenamientos. Varias jugadoras dominan el inglés, le ayuda Liu y trabaja con vídeos que repite las veces que sea necesario, a veces muchas más, porque uno de los rasgos comunes del carácter de sus jugadoras es su timidez a la hora de preguntar o contar sus inquietudes. "Cuando vine aquí, me tiré a la piscina sin agua en lo personal y en lo deportivo. Ahora estoy muy a gusto y ya me han ofrecido un contrato por cuatro años", comenta.
China se ha volcado en la preparación de los Juegos y para ello se ha abierto a la contratación de varios técnicos extranjeros como el lituano Jonas Kazalaukas (baloncesto), el ruso Igor Grinko (remo), el francés Daniel Moleron (ciclismo) o el japonés Masayo Imura (natación sincronizada). Es la nueva China. Jané desea responder a la confianza y responsabilidad que han depositado en él. "Una cosa es segura: ya no seremos comparsas", concluye el entrenador que dejó el waterpolo masculino por el femenino y España por China.
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