Merienda con Georgie Dann
Hay muy pocas cosas que unos buenos halagos no puedan conseguir aunque no sean ciertos, de hecho que las cosas dichas para agradar sean verdad o mentira es un detalle que carece de importancia. La gente sincera, que dice lo que piensa sin asomo de sonrojo, suele ser bastante estomagante, si os paráis a pensarlo, y debería ser perseguida y apresada.
Cambiando de tema, contaros que esta primavera conocí al gran Georgie Dann y que éste me invito a merendar en su casa chorizos parrilleros. Y si os preguntáis como conseguí esto, os diré que lo único que hice fue hacerme pasar por el presidente de su club de fans, decirle que era uno de los mejores cantantes que había en el mundo, que sus canciones habían hecho felices a muchas personas, que también hacían pensar y que tenía un pelazo que no era de este mundo, más o menos.
-Bueno feliz a la gente sí, pero pensar..., no sé...
-Hombre Georgie Dann, Mami que será lo que quiere el negro y su segunda parte, El negro no puede..., me parecen dos reflexiones muy válidas sobre los prejuicios que hay en la sociedad.
-Puede ser, sí.
Georgie Dann es en las distancias cortas igual que en las largas, o sea vitalista, inquieto, brillante y, como todos los genios, humilde. Porque a pesar de sus discos de oro, sus innumerables hits y sus exitosas giras por Sudamérica sigue teniendo los pies en el suelo.
-Sabes qué es para mí lo más importante..., ¿perdona, cómo te llamabas?
-Me llamo Álvaro, pero todos me llaman Lili y, por cierto, soy el presidente de tu club de fans y creo que eres el mejor cantante del mundo y que tus canciones han hecho feliz a mucha gente...
-Ya, ya me lo has dicho, no seas cansino. Pues para mí lo más importante, mi querido Lili, es la energía que se forma en directo entre el público y yo. Es una energía que me recorre el cuerpo y que me hace sentir joven.
-¿Y es esa energía también la que te hace mover la cabeza de un lado a otro?
-Ven, vamos a encender la barbacoa.
Lo importante para una buena barbacoa son las brasas, según me contó el propio Georgie Dann.
-Yo siempre las tengo a punto por lo que pueda pasar, tú ya me entiendes, ja, ja.
-Y dime, ¿qué nos tienes preparado para este verano?
En ese momento y por primera vez en toda la tarde Georgie Dann se quedó en silencio y, según me pareció, se le empezaron a poner los ojos húmedos.
-Perdona, Georgie Dann, pero ¿se te ha metido una mota en el ojo, te molesta el humo de la barbacoa o simplemente estás llorando?
-Querido Lili, es horrible, pero te lo voy a contar porque eres el presidente de mi club de fans y te parezco el mejor cantante del mundo y crees que mis canciones han hecho feliz a mucha gente y todo eso..., pero en estos instantes estoy completamente yermo creativamente hablando, con lo que me temo que este verano os quedáis sin canción.
-Eso no lo podemos consentir Georgie Dann, dejemos la barbacoa y vayamos al piano. Yo te ayudaré a componer.
Una hora mas tarde y después de trabajar sobre una canción dedicada a la patata frita llamada Ay la papa frita qué rica saladita y otra sobre el gazpacho llamada Que rico el gazpachito, me lo bebo bien fresquito, perfilamos el éxito titulado La llamadita, dedicado a los teléfonos móviles. El estribillo quedó de la siguiente forma: "Ay la cobertura, qué locura, hazme la llamadita, sabrosura". Si la oís en algún chiringuito, que sepáis que la mitad es mía.
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