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Reportaje:

A la mesa con los Scorsese

El ciclo 'Gandules' abarrota el CCCB con cine gratuito

Una señora mayor italoamericana charla con su marido y su hijo en la sobremesa. Narran historias de la emigración de sus familiares a EE UU, se emocionan, discuten, ríen... De fondo, la sala de estar de estos italianos en Nueva York y, enmarcando la pantalla, las luces de Barcelona reflejadas en los cristales del Pati de les Dones del CCCB. Compartiendo esta sobremesa, 650 espectadores. Se trata de la proyección del documental de Martin Scorsese Italianmerican, que el director grabó en casa de sus padres. Fue una de las tres cintas presentadas anteanoche en la primera sesión del ciclo de cine al aire libre Gandules (cccb.cat). Esta oferta cultural consolidada del agosto barcelonés presentará 20 películas en 12 sesiones dedicadas, este año, a la interculturalidad.

Hoy continúa con Todos nos llamamos Alí, de Fassbinder, y hay que apresurarse para verla, porque la combinación de calidad y entrada libre surte efecto: en la apertura muchas personas se quedaron fuera del recinto, con capacidad para 100 personas tumbadas en hamacas, 400 sentadas en sillas y unas 150 en el suelo. Los organizadores explican que el aforo se completó media hora antes del inicio de la sesión, a las 22.00. Un augurio de que esta edición, la séptima, va camino de repetir el éxito de temporadas pasadas.

"Es emocionante ver estas películas desconocidas encontrándose con un público grande", comenta la programadora de Gandules, Núria Aidelman. El evento se suma al Año del Diálogo Intercultural que celebra Barcelona con un cine que ofrece miradas inesperadas sobre varias culturas. Y también con cuatro producciones que, por primera vez, han sido encargadas especialmente para el ciclo. Una de éstas -If the camera blows up, de Òscar Pérez- fue la que abrió la primera noche. En ella, un inmigrante graba para su familia de Pakistán su perspectiva sobre Barcelona. "La libertad que nos han dado ha sido reconfortante", comentaba el director de la cinta sobre el encargo que recibió.

Las opiniones del público sobre las propuestas fueron tan variadas como los asistentes. Dos mujeres, una de ellas llegada hace tiempo a Barcelona desde su Teruel natal, comentaban que se sentían muy identificadas con la sobremesa de los Scorsese. Pero más allá de las valoraciones diversas sobre los filmes, todos coincidían en que Gandules ofrece un espacio muy agradable para disfrutar de una noche de agosto. A pesar de que, como comentaba la sueca Ulla-Britta, aquí no se permite traer bebidas o comida para hacer un pic-nic ni hay hierba como pasaba en el foso del castillo de Monjtuïc, donde ya hubo cine al aire libre el mes pasado. A cambio, es gratis.

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