El abuelo del Katrina
John Dane III, el estadounidense más veterano, logra ser olímpico en vela a los 58 años tras intentarlo desde 1967
Será el participante estadounidense de más edad. Y no irá de comparsa, sino por una medalla. Acaba de cumplir 58 años y en octubre pasado, aún con 57, logró su sueño de ser olímpico. Es todo un superviviente y un ejemplo de tenacidad. Con esos años no correrá el maratón ni algo parecido, pero tampoco competirá en uno de los deportes que requieran menos esfuerzo. En la vela más vale maña que fuerza, pero tampoco la potencia es desdeñable, sobre todo la mental. En ella, John Dane III, que regateará en la clase Star con su yerno, Austin Perry, de 30 años, parece imbatible. Su trayectoria deportiva y profesional le avalan.
En su caso, a la quinta fue la vencida. Cuarenta años después, porque en 1967, cuando era un jovencito de 17 años, quedó segundo en los trials, las selecciones olímpicas de su país, en la clase Dragón. Dane lo intentó tres veces más y en clases distintas, pero sólo fue cuarto en los trials de Soling para 1972, tercero en los de Finn para 1976 y cuarto en los de Star para 1984.
"No me considero viejo. Bueno, sí; pero aún puedo competir con los jóvenes"
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"No me considero viejo", dice; "bueno, sí, puedo ser el primero que apago la luz por las noches, pero luego me doy cuenta de que aún puedo competir con los jóvenes. Lo he demostrado y he podido cumplir mi sueño, que he perseguido 40 años".
Lo hizo casi al esprint, peleando hasta el último metro con rivales como Mark Reynolds, doble oro olímpico, muestra del nivel estadounidense. Pero la perseverancia ha tenido sus frutos porque no había vuelto a intentar clasificarse para unos Juegos desde hace más de 20 años. El empuje de su yerno Austin ha sido importante. Y su coraje de luchador.
Dane nació en Nueva Orleans y tiene una empresa de construcción de barcos, Trinity Yachts, en Gulfport (Misisipi). En 2005, cuando el huracán Katrina destrozó las costas de Luisiana, Misisipi y Alabama, le tocó de lleno. Fábrica y equipos destruidos, empleados sin casas... Prácticamente, la ruina. Pero se levantó de las aguas y el fango. Como un ganador. En apenas tres años, según la revista ShowBoats, su empresa es la más boyante de todo el país en pedidos de megayates. A los 16 años sobrevivió a un tornado cuando vivía al suroeste del estado de Ohio. Fue un pequeño entrenamiento para superar la gran tragedia del Katrina. Curiosamente, también casi 40 años después, su cifra mágica.
Es un tipo bonachón, optimista y solidario. Ha aceptado ser portavoz de la Fundación para la Investigación del Melanoma. "Paso mucho tiempo al sol y sé la importancia que tiene usar protector solar para prevenirlo. Me siento muy honrado de educar a otros en la prevención y la investigación", ha dicho.
En las aguas chinas de Qingdao, limpias ya de las algas que las invadieron, los vientos se anuncian flojos, como sucedió en la surcoreana Pusan, en 1988, hace 20 años, en los Juegos de Seúl. Por ello, todos los participantes irán hasta con 10 kilos menos de peso como media para aligerar los barcos. Dane también, pero nadie le podrá enseñar tácticas ni teóricas. Se sabe toda la práctica como un todoterreno que navega desde hace casi 50 años. Será uno de los grandes favoritos a una medalla, como los restantes 16 regatistas de Estados Unidos, siempre gran vanguardia en la vela.
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