Un sábado a tiro limpio

A tiros por Madrid. Podría ser el título de una película, pero sucedió ayer en la capital, que registró una de los días más violentos en lo que va de año. En total se produjeron tres tiroteos y una reyerta a navajazos que dejaron un saldo de dos muertos, siete heridos y media docena de personas detenidas.

Uno de los tiroteados reconoció en el hospital a quien le había disparado

El suceso más sorprendente podía haber sido parte de un guión enrevesado y azaroso con tintes de comedia negra: una pelea, una bala perdida que hiere a dos personas que simplemente pasaban por allí y un agresor que es reconocido por una de sus víctimas después de que ambos coincidieran en el mismo hospital para curarse las heridas. Ocurrió a primera hora de la mañana de ayer, en la calle Luchana, del distrito de Chamberí. Apenas a unos metros de la parada de metro de Bilbao, un hombre de unos 30 años iniciaba una discusión con otras dos personas. En medio de la trifulca recibió un fuerte puñetazo que le rompió la mandíbula y lo tiró al suelo.

Encendido por la pelea, el agredido sacó un arma que llevaba guardada y disparó. La bala no alcanzó su destino. Es ahí donde comienza una concatenación de hechos casuales que tiene sorprendida a la policía. El disparo lanzado al aire alcanzó a un viandante de 52 años que paseaba por la zona. El proyectil entró por su costado izquierdo y salió por la parte izquierda de su abdomen en trayectoria ascendente. Pero no se detuvo ahí: décimas de segundo más tarde, esa bala impactaba en el hombro de una segunda persona que caminaba por la zona.

Nadie vio nada. Nadie alertó a la policía. El primero de los heridos ni siquiera se percató. Oyó un disparo, pero continuó paseando casi cien metros hasta que, ya en la cercana plaza de Olavide, sintió un fuerte escozor en el costado. Comprobó que estaba sangrando y pidió ayuda. Aún consciente, fue atendido en la plaza por los médicos del Samur, que tras estabilizarle lo trasladaron en estado grave al hospital Clínico de Moncloa, donde fue operado de urgencia.

Mientras tanto, el segundo herido, convencido de que había sido alcanzado por un perdigón disparado en el transcurso de la pelea que acababa de presenciar en medio de la calle, llamó a un amigo y le pidió que le llevase al hospital. En un vehículo particular llegó también al Clínico. Para su sorpresa, nada más entrar en las urgencias del centro comprobó que sentado en la sala de espera estaba quien le había disparado. Rápidamente alertó a los trabajadores del hospital. Diez minutos más tarde el agresor, de origen albanés, fue detenido, mientras esperaba en urgencias con la mandíbula rota. Un portavoz de la Jefatura Superior de Policía confirmó que, en el momento de la detención, el hombre no llevaba encima ningún arma.

Otro de los sucesos ha terminado con un hombre que recibió un disparo mortal en la sien en el distrito de San Blas. Una patrulla de policía encontró ayer sobre las 19.45 el cuerpo de un individuo de unos 35 años con rasgos suramericanos tumbado en la acera. Los agentes no encontraron ningún arma ni la documentación de la víctima, que fue trasladada, aún con vida, al hospital Ramón y Cajal, donde murió poco después. Una vecina de la zona asegura que escuchó un disparo sobre las 19.30 y que vio a un coche azul huir "a toda velocidad por la acera".

En Santa Eugenia, Junping Dong, chino de 32 años, era tiroteado a quemarropa sobre las 4.30 en un karaoke. Junping había ido al local Europa a celebrar un cumpleaños. Según los testigos, dos personas empezaron a meterse con el grupo, lo que provocó una trifulca que un hombre zanjó al sacar un arma y disparar a Junping tres veces. El hombre murió en el Gregorio Marañón.

En la Alameda de Osuna, y también de madrugada, la policía arrestó a cinco personas por participar en una reyerta con arma blanca en la puerta de una discoteca. La pelea comenzó sobre las 2.30 entre dos rumanos y tres españoles. Una mujer resultó herida con un navajazo en el abdomen.